Champagne Supernova
Paul Dickov marcó en el último minuto para empatar contra el Gillingham. Fue en mayo de 1999 en la final de la promoción de ascenso a Segunda inglesa. Nicky Weaver se convirtió en el héroe en la tanda de penaltis. El año siguiente, un tanto de Shaun Goater confirmó un nuevo ascenso, en esta ocasión a la máxima categoría. Días de empanadas y pintas en las gradas de Maine Road. El XXI empezó con el City acomodándose en la mitad de tabla. El primer ministro tailandés compró el club para cambiar este guion. Pero no pudo. Thaksin Shinawatra tuvo que deshacerse de la entidad al ser condenado a prisión por corrupción y con acusaciones por abuso de derechos humanos.
En 2008 llegó el jeque Mansour bin Zayed, miembro de la familia real de Abu Dhabi y vicepresidente de los Emiratos Árabes Unidos, cuya integridad también cuestionan las principales organizaciones mundiales de derecho humanos. En 2013 empezaron a implementarse las reglas del Fair Play financiero después de que el City se hubiese gastado más de mil millones en los cinco primeros años del reinado del Abu Dhabi United Group.
Durante la primera década del nuevo capítulo en la historia del Manchester City, y tras el paso de Maine Road al Etihad Stadium, el paladar celeste empezó a cambiar. Vinos, licores. Después de ganar la Liga de Campeones frente al Inter, la primera en su historia, los celestes descorcharon las botellas de Champagne. Preguntándose donde estaba el resto mientras ellos cambiaban su historia. Recordando los últimos 15 años, y como un lento paseo tomó más velocidad que una bala de cañón… como cantase Oasis cuando su equipo, el City, andaba a mitad camino entre primera, segunda y tercera.