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Nadal frente a su legado

Rafa Nadal perdió una vez en semifinales de Roland Garros, el año pasado ante Djokovic. Otra, en cuartos, igualmente ante el serbio, en 2015. También tiene una derrota en octavos, con Soderling en 2009. Incluso se quedó fuera en dieciseisavos en 2016, cuando no compareció ante Granollers por lesión. Pero nunca, nunca, ha perdido una final en París. Y ha jugado trece. Un récord de vértigo. En la lucha por el título se ha topado con un total de siete oponentes diferentes: Federer, cuatro veces; Djokovic, tres; Thiem, dos; Wawrinka, Ferrer, Soderling y Puerta. Ninguno de ellos ha logrado doblegar al rey de la tierra, ni cuando tenía 19 años y jugaba con camiseta sin mangas y pantalón pirata, ni hace dos ediciones, ya con 34. Nadal ha sido invencible con la Copa de Mosqueteros de testigo.

Este domingo, con 36 años recién cumplidos, Nadal juega su decimocuarta final en París, en busca de su decimocuarta corona, ante un nuevo rival: Casper Ruud, de 23. La singularidad de este emergente muchacho, número ocho del mundo, es que pertenece a la Academia Rafa Nadal, donde aterrizó hace cuatro años, cuando era el 143º de la ATP, para completar su formación. Ruud es noruego, nacido en Oslo, un país donde los héroes deportivos surcan la nieve. No hay tradición tenística, por eso se fue a buscarla a Manacor. Allí se ha convertido en un terrícola. De hecho, en los dos últimos cursos es el jugador con más victorias (65), títulos (7) y finales (8) sobre tierra. Casper progresa adecuadamente, sobre todo en esta superficie. Y lo hace con un referente absoluto: “Nadal ha sido mi ídolo toda mi vida”. No se han cruzado nunca en partido oficial, pero sí durante entrenamientos en la Academia. Los dos se conocen, se aprecian, se respetan… y escribirán otra bella página de Roland Garros. Pase lo que pase. Ruud, y los tenistas como Ruud, son también legado de Rafa. Su escuela.