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Nadie dijo que fuera fácil

Alexander Zverev era un tenista llamado en sus inicios a sentarse en el trono del número uno, a suceder a esos tres reyes del Big Three que han marcado una época incomparable. El alemán cumplió en abril 25 años, todavía está a tiempo, pero a esa edad aún no ha conseguido coronarse en ningún Grand Slam. Ha conquistado títulos muy dignos: dos veces las ATP Finals, cinco Masters 1.000, un oro olímpico… Pero esto es otra cosa. Los grandes no se comen como si fueran pipas, aunque viendo en los últimos tiempos a Novak Djokovic, Rafa Nadal y Roger Federer nos haya parecido que son de fácil digestión. He rescatado estos datos del palmarés de Zverev para poner en perspectiva la derrota de Carlos Alcaraz. Y también los éxitos anteriores del español. Alcaraz tiene 19 años, recién cumplidos, y ya ha ganado dos Masters 1.000, Miami y Madrid. Su gran temporada hasta la fecha nos hizo soñar en el asalto a París. ¿Por qué no? El murciano ya ha batido a los mejores del mundo: a Djokovic, a Nadal, a Tsitsipas, a Berrettini, al propio Zverev… Había base para soñar.

El precedente histórico de Nadal, campeón en 2005 a esos mismos 19 años, era otro motivo que nos animaba a pensar que los genios no tienen edad. Y Alcaraz tiene pinta de genio. Así, por unas cosas y por otras, nos habíamos ilusionado tanto con Carlitos, que en algún momento olvidamos que cada tenista sigue su propio camino, que los aprendizajes son íntimos, que la experiencia también juega al tenis, que un Grand Slam es un desafío supremo, como bien sabe su verdugo del martes, ese niño prodigio todavía sin estrenar… Alcaraz, que ya estuvo a punto de irse de Roland Garros en su agónico duelo ante Albert Ramos, ha caído en cuartos ante el mismo rival a quien había arrasado en el Madrid Open sólo 16 días antes. Otra lección para seguir construyendo. Nadie dijo que fuera fácil.