Landa nunca volvió a catar el cajón de una gran vuelta, aunque ha terminado tres veces cuarto: una en el Giro y dos en el Tour. Siempre ha pasado algo. Unas veces, por caídas. Otras, por pájaras. Otras, por subordinación a otros líderes: Chris Froome, Nairo Quintana, el propio Aru… Y otras, como el Giro de 2019, porque surgió un compañero más fuerte: Richard Caparaz. El ecuatoriano, entonces colega, se erige ahora como su principal rival, en algún momento también aliado, para romper la carrera en la gran montaña de esta semana. Hay que distanciar a João Almeida, el mejor contrarrelojista, y vigilar las evoluciones de Jay Hindley, segundo en 2020. “He soñado muchas veces con ganar el Giro de Italia”, dice Mikel. Sus incondicionales, también. Todo es posible con Landa. Todo.