Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

La decimocuarta contra la casta del petróleo

Nadie perdona un euro en el fútbol. Mucho menos 300 millones de euros. Si las informaciones sobre la renovación de Mbappé son ciertas, el jugador se queda cobrando 100 millones libres de impuestos por temporada. Por su decisión recibirá del tirón otros 300. Es decir, el PSG invertirá en total casi 1.000 millones, impuestos incluidos, en retenerlo. Muchos madridistas le tildan de pesetero. El fútbol nos vuelve tan locos que hablamos con naturalidad de cantidades inabarcables de dinero. Cualquier persona estaría muy satisfecho con 1 millón en el banco, pero pedimos a Mbappé, su familia y allegados que renuncien a 600 millones en tres años porque total, en el Madrid ya iba a cobrar al menos la mitad de eso. Abramos ya los ojos, nadie perdona dinero en este negocio. Ramos acabó donde le pagaban más, Messi no se bajó el sueldo para encajar en las cuentas del Barcelona, los capitanes del Barça han renegociado en años y plazos su ficha... Es más, Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham no hubieran ido al Madrid perdonando dinero. Solo recuerdo dos casos excepcionales: a Zidane no le compensó seguir jugando y se retiró un año antes de que acabara su contrato y Totti renunció a mucho dinero por ser rey de Roma. Habrá más millonarios que hayan renunciado a duplicar o triplicar su fortuna por ser más felices pero la ley habitual es que nadie perdona un euro.

Y puestos a no salir de la burbuja de dibujos animados del fútbol creo que lo de Mbappé es bueno para la final. Cuenta Manuel Jabois en El País que un jugador del vestuario (me gusta imaginar que fue Modric) le dijo a Florentino Pérez al enterarse del plantón del francés: "Pues si no se atreve, no vale para estar aquí". Quiero pensar que esta historia suma una motivación extra, un solos contra el poder del petróleo y la casta de mayordomos que les sirve, un nosotros sí queremos este escudo, un púdrete en París que jamás vivirás esto... Entendedme, si pienso solo en lo del dinero y tampoco me creo esto, ¿en qué creo ya?