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PASABA POR AQUÍ | DIEGO BARCALA

El Mundial de la infamia

Había que hacer caja y quién mejor que Rusia y Qatar para facturar de nuevo.

Infatino y Al Thani.
FRANCOIS-XAVIER MARITAFP

Algo se rompe en el deporte cuando detrás de la competición no hay un espíritu infantil. Es la inocencia deportiva la que ingenió por primera vez un equipo, un partido, una selección, una copa o lo máximo, un mundial de los mejores contra los mejores, como si fuera el honor del patio del colegio. Y desde hace demasiadas décadas son mentes adultas las que gestionan todo en el fútbol. No hay marcha atrás en el Mundial de la infamia en Qatar, el que desató en 2015 una operación del FBI contra la FIFA que llevó a la cárcel a casi todos los 24 ejecutivos que decidieron llevar la Copa del Mundo a Rusia en 2018 y después a Qatar en 2022 en una insólita doble votación. Se repartieron 150 millones de dólares en sobornos.

Joseph Blatter, expresidente de la FIFA.
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Joseph Blatter, expresidente de la FIFA.

Los niños cambiarán cromos mientras se juegan partidos en pleno diciembre, en día laboral por la mañana. La tetracampeona Italia, que en una intrascendente fase de clasificación solo encajó dos goles en contra, no estará porque tuvo un mal día contra Macedonia del Norte. Pero el país anfitrión, que hasta hace 10 años tenía las carreras de camellos como principal entretenimiento, será cabeza de serie. Estarán Canadá, Nueva Zelanda o Costa Rica… Apasionante. Y encima quieren que sea cada dos años. Tienen tanta prisa por llegar a ninguna parte.

La historia explica bien qué ha pasado para que nos hayan robado este Mundial. Fue un comerciante de armas quien inventó todo en los 70. Joao Havelange convirtió los Mundiales en un gran negocio aumentando los participantes. En España 82 se pasó de 16 a 24 equipos gracias a una votación influenciada por el hijo del fundador de Adidas, Horst Dassler, llevando el dinero de las tres rayas a las selecciones africanas a cambio de votos. Una cultura corrupta que acabó quebrando en mundiales deficitarios como Sudáfrica y Brasil. Había que hacer caja y quién mejor que Rusia y Qatar para facturar de nuevo. Para vender a Qatar hubo que deshacerse de EEUU, y como dice el documental argentino FIFA Gate dirigido por Ezequiel Fernández Moores, "EEUU no tiene a Messi pero tiene al FBI".