Muguruza vuelve a entrar en bucle
Roland Garros 2022 se puso en marcha con una intensa jornada dominical. El tenista de moda, Carlos Alcaraz, solventó su esperado debut en tres sets. Tampoco pasó sobresaltos otro de los favoritos, Alexander Zverev. Este lunes será el turno de los vigentes campeones, Djokovic y Krejcikova. También de Nadal, el rey de París, y de Swiatek, la número uno. Y el martes se completarán los cuadros con Tsitsipas y Badosa, entre otros. Los estrenos se atragantan a veces en los Grand Slams, por lo que no es raro presenciar alguna sorpresa en primera ronda. En esta ocasión sucedió con Ons Jabeur, la sexta raqueta de la WTA, que llegaba en buena racha con el título de Madrid y el subcampeonato de Roma. Otro que dijo adiós fue Alejandro Davidovich, finalista en la tierra de Montecarlo.
En otras circunstancias también podría haberse considerado una sorpresa la derrota de una tenista que conquistó París en 2016 y que hace sólo siete meses obtenía la titulación de maestra en las WTA Finals. Me refiero, claro, a Garbiñe Muguruza. El problema es que, en su caso, estos tropiezos ya no asombran a nadie. Es el segundo año consecutivo que no supera la primera ronda de Roland Garros. Y este curso arrastra un pésimo balance 7-9, sin haber jugado ante ninguna top-10. La única vez que enlazó dos victorias fue en Doha en febrero. Además, en sus tres últimas derrotas perdió una buena ventaja. En Roma cedió una renta de 6-3 y 3-1 ante Putintseva; en Rabat, de 6-2 y 3-1, ante Trevisan; y aquí, en Francia, de 6-2 y 3-1 ante Kanepi, una jugadora de 36 años. Esos arranques favorables demuestran que tiene tenis, nadie lo duda, pero hay algo que hace crack en su cabeza o en su físico, que le conduce al abismo. Dice Garbiñe que le dará la vuelta, que saldrá del bucle. Esperemos que sea así. Otras veces lo ha hecho. Aunque eso no evitará esa triste sensación de la eterna oportunidad perdida.