El Madrid siempre se levanta
Vasilije Micic había decantado la primera semifinal sobre la bocina con un canastón. El baloncesto es un deporte de equipo que suelen decidir los más talentosos o los más valientes, o las dos cosas a la vez, cuando el balón quema en las manos de la mayoría de mortales. Micic, al contrario, se crece en esas situaciones. Por eso la pasada temporada fue nombrado doble MVP de la Euroliga, en la fase regular y en la Final Four. Y no se le ha olvidado. El triple del serbio catapultó al Anadolu Efes a su tercera final consecutiva, a la defensa del título que tan brillantemente conquistó en 2021. El Efes venía de acabar sexto en la liga previa, lo que relativiza un poco la clasificación. El basket, ya saben, siempre ofrece nuevas oportunidades. Cada partido es un partido nuevo. O si no, que se lo pregunten también al Real Madrid…
El baloncesto es así: puedes haber perdido los últimos cinco duelos ante el eterno enemigo, puedes arrastrar un balance en contra de 11-3 desde el desembarco de Sarunas Jasikevicius al banquillo rival, puedes haber acabado la fase regular en la cuarta plaza, puedes haber pasado por una crisis de derrotas sin comparación... Da igual. Al final, cada partido nuevo es una nueva oportunidad. Y cuando tienes el ADN ganador del Madrid, con un entrenador perseverante como Pablo Laso, y con una plantilla irreductible, acostumbrada a no rendirse jamás, todo es posible. El Madrid llegó a estar 13 puntos por debajo del Barça, pero, igual que hizo el papá fútbol en la Champions, tuvo la capacidad de remontar. Al final, el deporte tiene mucho de fe. Y los precedentes, como decíamos ayer, sirven de poco cuando el balón vuelve a volar. Por eso, la final del sábado enfrentará a dos grupos, el Madrid y el Efes, que acabaron cuarto y sexto en la liga inicial. Porque uno tiene magos como Micic. Porque el otro derrocha pundonor. Porque son dos equipos campeones… y los campeones siempre se levantan.