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Temporada de cactus

El final de Liga condena al seguidor al ostracismo, sin segundas oportunidades, casi de modo automático, en cuanto los números cuadran. "Matemáticamente campeón" es una de las expresiones más terribles, aparte de feas, que el fútbol ha deparado en sus largos años de hegemonía. Es desalentador, pero en verdad las matemáticas están en todas partes, como les gusta decir a los profesores insistentemente, para reivindicarse. Hasta que a finales de agosto regrese la competición se extiende ante uno el vacío más siniestro: el de que no haya partidos, y si los hay, carezcan de emoción.

Si el título se decide con varias jornadas de antelación, como ha pasado esta vez, el vacío se vuelve aborrecible. Este año el desierto se hizo particularmente largo, como si empezase no tanto con la tierra y el calor y el horizonte inexistente, como con el fresco, desde el centro de las ciudades, con sus parques, árboles, domicilios. Todos vimos, aunque nos negamos hasta el último momento a creerlo, que el Madrid iba a ser campeón desde mucho antes de la irrupción de las matemáticas. A esta Liga se le notaron desde el principio las prisas. Quería concluir lo antes posible, como cuando tú pretendes acabar de recoger la mesa enseguida para irte al sofá. Muy pronto nos quedó solo el recurso de mirar la sucesión de jornadas desde la acera, mientras metíamos las manos en los bolsillos y nos decíamos entre dientes: "Ahí va el puto Madrid, como un loco".

"Queda la Champions", dirá alguien cuando ya no quede ni la última jornada de Liga. Hombre, sí, pero será algún madridista. En términos generales, esa excepcionalidad, se reduce a una anécdota. Pensar, así y todo, que resta la final, no hace sino aún más desolador el desierto que se instaurará apenas concluya. ¡Habrá alguna gente que, sin fútbol, hasta se refugie en un libro! En ese momento, casi podremos ver de nuevo a Pancho, al final de Verano azul, correr por la playa a todo meter y gritar "¡Chanquete ha muerto!", poniendo así el último clavo al ataúd de la temporada, justo antes de la temporada de cactus.