San Tiago Bernabéu
Habiendo estadios con nombre de santos (San Mamés, San Siro, San Paolo), y viendo los acontecimientos asombrosos que suceden en el Paseo de la Castellana, no es extraño que haya gente, especialmente de fuera de España, desconocedores de quién fue Bernabéu, que piense que el estadio del Madrid lleva el nombre de San Tiago Bernabéu, un santo hacedor de milagros y maravillosos prodigios. Pero esas victorias, definidas con dolor y rabia en alguna radio antimadridista como fenómenos paranormales, son fruto de la magia blanca, que surge cuando la afición, en las noches más importantes del mejor torneo de clubs del mundo, y los jugadores se conjuran para demostrar que en el Bernabéu nada es imposible. Como ha dicho un madridista grande, Alcaraz, recordando a Juanito "los partidos en Madrid son molto longo".
Después de más de 52 años de socio del mejor equipo del mundo, creo que la explicación a esas remontadas increíbles está en algunas expresiones, que se repiten desde los tiempos de Santiago Bernabéu hasta hoy, que son la clave de lo que es el Real Madrid, su ADN: sudar la camiseta, pelear cada balón, hasta el pitido final, pundonor, sacrificio, orgullo, coraje, poner el alma, luchar, dejarse la piel, hasta el final, etc. Por eso los jugadores blancos más queridos son los que siempre dan todo por el escudo que llevan en el pecho. Baste recordar quienes fueron los únicos futbolistas que recibieron el máximo galardón del club, la Laureada: don Gregorio BENITO y don José Martínez PIRRI.
Pocos esperaban tanto de un equipo en el que uno de los dos futbolistas mejor pagados está huido y el otro herido. Con Rüdiger, si también llega Mbappé, con Valdebebas y con el nuevo estadio, el Madrid vivirá con Florentino la segunda gran transformación. La primera la impulsó Bernabéu con el estadio, la Ciudad Deportiva y la llegada de Di Stéfano. Lo que estamos viviendo es único, fantástico y excepcional, pero lo que no es nada extraordinario es que el Madrid llegue muy lejos. En las últimas 12 Champions, los blancos han llegado a 10 semifinales y a cinco finales, de las que ganó las cuatro que ha jugado. Si gana en París, volverá a tener el pasillo más importante… el de los miles de aficionados blancos en Cibeles.