Bono emula a Courtois y Melamed 'enseña' al Espanyol

Parada de éxito

La vertiente inexplicable del fútbol lo hace verdaderamente imprevisible. El camino extraordinario del Madrid en la Champions quizá resulte un ejemplo excesivo, pero cotidianamente se producen señales de lo insospechado que es todo. Que el Sevilla rescatase un botín inimaginable con el gol de Koundé contra el Villarreal es otra muestra más de ello. Fue infinitamente peor, siempre contra las cuerdas, de pie solo por las paradas de Bono. El punto se lo debe al portero marroquí, protagonista con sus intervenciones (hasta seis de mérito) y con la celebración icónica que dejó al cierre del partido. A sus 31 años, a un paso del Zamora, se ha convertido en una figura que sus inicios no auguraban. Cada temporada mejora sus prestaciones, con 72 paradas y un 76% de éxito este curso, para apuntalar el buen ejercicio defensivo colectivo del Sevilla. Hay porteros que legitiman a equipos enteros. Sin Bono es difícil saber lo que sería del Sevilla en esta Liga, lo mismo que sucede con Courtois y el Madrid en la Champions. Son elementos que dan fuerza a la espontaneidad del fútbol.

Talento como medicina

El estado de agitación enconada de Cornellà fue aplacado por la aparición de Nico Melamed (21 años). Su golazo evitó otro cisma y redujo el grado de nerviosismo de la grada. Desde su entrada al campo por Vilhena en el 63', también con las anteriores de Melendo y De Tomás, extraño suplente, el Espanyol fue otra cosa. Melamed suministró juego entre líneas (21 toques), se asoció con Darder y Melendo (solo tres entregas erradas) y abrió el campo sin perder la referencia del interior. Cómo diseñó el gol, lleno de atrevimiento y buen juicio, está al alcance de pocos jugadores. En Melamed se advierte algo diferente. Haría bien el Espanyol en cuidar a un jugador de su corte y darle el espacio que por condiciones debería tener.

El golazo de Melamed a Osasuna. /Gorka Leiza

El equilibrio

Hay futbolistas que hacen la vida más fácil a sus equipos. Es posible que no destaquen tanto como otros y pasen desapercibidos por el radar de muchos aficionados, pero su participación se deduce como determinante para el funcionamiento general. A Pepelu (23 años) le ha costado encontrar la consideración de los entrenadores del Levante. Lisci la ha tenido y él ha respondido con la firmeza, criterio y convicción que se exige a un mediocentro. En el triunfo agónico ante la Real Sociedad, sin ser su mejor partido por las dificultades de cerrar las recepciones de Silva por dentro, dejó rastro de sus virtudes con el balón —el pase a Dani Gómez en el 1-0 lo resume—, de su rigor táctico —tres interceptaciones, seis tackles...— y de sus agallas para atacar el área como en la jugada del penalti. Pepelu mejora claramente al Levante.

Hombre de confianza

Referente competitivo del Cádiz, el 'Pacha' Espino (30 años) no se permite ningún signo de relajación. A simple vista, es un lateral guerrero y fiable, pegajoso en las vigilancias y con una vena ofensiva bastante evidente. Esa misma vocación sirvió a los de Sergio en la ansiada victoria frente al Elche. Su conducción y presencia en el área liberaron a Lucas Pérez en la izquierda en la acción del 1-0 de Negredo; su pase en profundidad a Lozano dispuso el 3-0. Antes también metió un centro magnífico para Negredo y casi marcó él mismo en una oportunidad en la que ofició como delantero. Es habitual ver a Espino tomar el área rival y hacerlo con cierta eficacia. Atrás y delante es un jugador de máxima aportación.