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Un equipo futbolísticamente desequilibrado

Valladolid

El fútbol es equilibrio. Hacer goles y tratar de que no te les hagan. Hacer la casa por los cimientos. Ser sólidos. No conceder atrás y aprovechar el talento ofensivo para marcar las diferencias en el marcador. Eso es el fútbol desde que se inventó. El Real Valladolid es un equipo desequilibrado y por eso no rentabiliza todo su potencial. Ataca con insistencia. Si hace un gol busca el segundo. Si hace dos busca el tercero. Si hace tres busca el cuarto. Mira siempre hacia arriba, y descuida siempre la parte de atrás. Pierde el equilibrio. Se convierte en un equipo que solo piensa en atacar, tanto que acaba olvidando lo que es defender. Y deja de ser un equipo equilibrado. Y pierde partidos que debería ganar, pero no por no hacer más goles que el rival sino por no evitar los que nunca debería encajar. Y necesita un buen portero. Como el comer.

Si se analizan los goles encajados este año se llegaría a la conclusión de que la gran mayoría de ellos retratan a un conjunto con poca mentalidad defensiva. Despistes, penaltis innecesarios, autogoles, portería endeble… todo eso condena al Real Valladolid a jugar el playoff salvo milagro. Pacheta tiene en sus manos al mejor arsenal atacante de la categoría. Toni, Weissman, Plata, Mesa, Iván Sánchez, Sergio León, Cristo… ningún equipo tiene ese potencial. Pero no ha sabido equilibrar a su equipo, no ha sabido darle solidez, conseguir que defienda bien y no ser una verbena. Por eso el Real Valladolid va a jugar el playff, salvo milagro.

Revisando los goles de la Real B, quedan muy retratados los dos laterales. En el primer gol, en la falta previa de Josema, el desentendimiento de Carnero es una vergüenza. Bajando al trote cochinero sin ayudar. Una decepción de futbolista. Sobra, por muchas cosas que el club sabe, en este equipo. Y en el primero hay que mirar a Janko. Vistoso en ataque, penoso en defensa. Se desentiende de la marca a Lobete, pasa de todo y hasta El Yamiq se lo reclama. Otro desastre. No puede jugar más. Fresneda estaba en el banquillo. Todo eso es lo que tiene que analizar el club.

Hay que dotar al equipo de seguridad defensiva y de sacrificio y compromiso, sin gente que sea un lastre. Y si Pacheta no lo logra, que llegue otro entrenador que sí lo consiga antes de la resolución final de una temporada que no se puede ir por el sumidero de manera tan lamentable. Hay tiempo de solucionarlo. Es mucho lo que está en juego. Este equipo necesita tensión y capacidad. Plantilla hay. Hay que separar el trigo de la paja y lo de anoche ayudó mucho. Lo que no tengo tan claro es que haya capacidad para gestionarla con exigencia y eficacia. Demasiadas palabras y pocos hechos. La afición esperaba mucho más.