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El ridículo del rugby español

Es duro, y muchas veces injusto, utilizar palabras despectivas como ‘ridículo’ o ‘fracaso’ cuando se vinculan al deporte, ni siquiera en un caso tan evidentemente ‘ridículo’ como el actual, que ha desembocado en un nuevo ‘fracaso’ del rugby español. Es duro utilizar estas palabras, decíamos, porque detrás de cualquier deporte siempre hay un enorme esfuerzo y dedicación, sacrificios a toneladas. Detrás de la clasificación de los Leones para el Mundial de Francia 2023 se acumulan horas de trabajo de los jugadores, de los técnicos… e incluso de los gestores de la Federación Española. Por eso duele más. Y por eso en este suceso, aunque suene duro, y en algún caso injusto, la gestión ha sido un ‘ridículo’ y un ‘fracaso’. World Rugby expulsó este jueves a España de la Copa del Mundo por segunda vez consecutiva por alineaciones indebidas. Si la primera pudo tener alguna excusa, porque los límites del reglamento no estaban claros, o porque era un hábito natural que arrastró a otros dos países, Rumanía y Bélgica, en la presente no tiene ninguna justificación haber tropezado con la misma piedra.

Si fue el Alcobendas el que se la coló a la Federación, habrá que tomar medidas disciplinarias contra el club. Si Gavin van den Berg ha falsificado un pasaporte, ya no estamos hablando sólo de una falta administrativa, sino de un delito. Por cierto, ¿qué hacía el pilier colgando historias en redes sociales en unas fechas en las que no debía estar en ese lugar? Eso es como un ladrón haciéndose un selfie dentro del banco que atraca. Habrá que depurar estos patinazos, sin duda, pero el caso va más allá. Dentro de la FER había un Comité de Elegibilidad, formado para no repetir la metedura de pata de Japón 2019, y por ahí pasaron unas fotocopias sin valor legal. La Federación tiene la principal responsabilidad. Y esta vez no puede dar una patada al oval y que el juego continúe como si nada.