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RUGBY | SEIS NACIONES B

España jugará el Mundial de rugby tras 24 años ausente

Los Leones tumban a Portugal en el partido decisivo y sellan el billete directo para Francia 2023, 23 años después de su única aparición mundialista.

MadridActualizado a
España jugará el Mundial de rugby tras 24 años ausente
EDUARDO CANDEL REVIEJODIARIO AS

La previsión da lluvia pero Madrid amanece soleada, como si el clima no quisiera chafar un domingo especial. España se juega contra Portugal el pase al Mundial de rugby en el Estadio Central. Un señor reparte banderines y bocinas a la entrada del recinto. Se ven sudaderas de clubes de distintas partes del país. La orquesta de la Brigada Paracaidista Almogávares ameniza el ambiente. Los himnos se interpretan con ardor. La ocasión invita a ello. Algo más de una hora y media después España ha ganado (33-28) y es equipo mundialista.

El primer zarpazo del León llega al poco de comenzar la refriega. Zabala encuentra un hueco en la cortina portuguesa y lo explota con contundencia. Poco antes la primera infracción española ha terminado en tres puntos portugueses. Ordas no consigue transformar. No tarda en llegar la respuesta de los Lobos. Tras un maul en 22 se despliegan y Marta descarga en el costado izquierdo para el posado de Bento. Enmudece el Central. Por poco tiempo. España vuelve a la 22 rival y tras un maul colapsado Quercy irrumpe en zona de marca.

Portugal huele siempre a peligro cuando contraataca, pero España es un buldócer en el placaje. El aire se podría masticar. Pasado el ecuador de la primera parte la Selección vuelve a pisar 22 contraria. Saca un golpe de castigo y lo juega valiente a la mano. Tercer ensayo, ahora de Pinto. Quizá nadie lo merezca más que él. El 8 portugués, Simoes, se retira conmocionado. Después, un tramo de calma chicha. La rompen los visitantes con una plataforma que traspasa la línea de marca española. El árbitro acude al TMO para decidir si concede cinco puntos a los Lobos. No cae esa breva, pero sí el golpe de castigo. Continúa la amenaza, que consuma a continuación Bettencourt gracias a un gran salto de Marques. El toma y daca no para. Al filo del descanso entra de nuevo en escena el maul español. Lo corona Pinto. Es el cuarto ensayo. Siete puntos de renta para la segunda mitad. En lo que vuelven al pasto los jugadores se entona el Sweet Caroline.

Se reanuda la acción y España avanza hasta el medio campo. Un placador portugués no se retira a tiempo y el golpe de castigo lo encaja en los palos Ordas en medio de un silencio sepulcral. Entra Titi Futeu por Fernando López. Se va un capitán, llega un tractor. A los cinco minutos ya ha sentado a un portugués, dejando a los Leones sobre la línea de cinco. Dos fases después ensaya y el árbitro vuelve a consultar el TMO. Lo anula, pero España se ha desmelenado y avanza metros con facilidad en el juego a la mano. Está ganando la batalla física.

Otra infracción de los Lobos la castiga Ordas. Pero estos se resisten a ceder y Marques tampoco falla una sola patada. La diferencia oscila entre los siete y los diez puntos. Un empate obliga a la Selección a puntuar en la última jornada en Georgia. Quizá no sea el momento de jugar las faltas a touch, el sentido común aconseja sumar, pero Ordás lo hace llegando al ecuador del segundo acto. Cuando Portugal vuelve a incurrir en la ilegalidad, el apertura de Bayona pide palos. Dentro.

El pulso entra en una fase de trincheras. Contactos durísimos, se mueven los banquillos. Después, un caos en el que emerge Ordas, que rompe la línea portuguesa. Se la da a Guillaume, que la pierde, pero Facu Domínguez saca un retenido que es oro puro. Las prisas traicionan a Merkler en un doble movimiento tras placaje en la 22 portuguesa y el árbitro se lo sanciona. Guillaume roba la touch. El Central enloquece. Al poco, otra infracción. Balón para el rival. Los dos equipos son un manojo de nervios. España decide guardar la bola. Fases a la corta. Es la hora de las delanteras. Portugal, fiel a su estilo, buscando siempre el abierto, pero ganar metros es una tarea hercúlea.

Los desfibriladores se activan cuando los visitantes consiguen una touch en la 22 de los Leones. Para entonces todo el estadio está en pie. La resistencia española ofrece escenas numantinas. La ofensiva parece morir en un adelantado con tres minutos por jugarse. "¡Sí, sí, sí, nos vamos a París!", aúlla el público. Marco Pinto vuelve desde el banquillo para disputar la última melé. La ganan los hombres de rojo, pero a Domínguez se le cae el balón. El parto continúa. Malie ve la amarilla intentando evitar a la desesperada el ensayo. Al final llega, obra de Madeira, pero el tiempo está cumplido y los Lobos necesitan otro. Recogen el saque de centro y llega el retenido. Se acabó. España, 23 años después, está clasificada para un Mundial de rugby (compartirá el grupo B con Irlanda, Sudáfrica, Escocia y Tonga o el campeón de Asia) y puede alzar su primer título del Seis Naciones B si derrota o empata con Georgia en la última jornada. La gente invade el campo. Quiere celebrar con sus héroes. El día será largo. Atrás queda el desastre de Bruselas. Es tiempo de mirar al futuro.