Ahora le toca remontar al Bernabéu
“Contentos sin presumir”, le escuché una vez a Luis Aragonés. Así vi anoche en la tele a Benzema, Vinicius y Ancelotti, conscientes de que habían perdido en Mánchester 4-3. Encajar cuatro goles es un contratiempo. Marcar tres compensa, pero sólo en parte. Casi diría que en los siete goles del partido hubo cierto grado de facilidad por parte de las defensas, pero en los tres del Madrid pesó sobre todo la excelencia de sus dos grandes delanteros, Benzema y Vinicius. El francés cazó al vuelo un centro de Mendy para ponerla junto al palo en el primero y se marcó un ‘Panenka’ en el tercero. Entre uno y otro, Vinicius marcó el segundo tras una escapada descomunal.
Dos delanteros sensacionales. Con ellos salió bien parado el Madrid de un campo difícil al que acudió con una sola baja, pero muy sensible, la de Casemiro, cuyo papel se hace en casos así patente que no lo puede cubrir Kroos. La defensa del Madrid jugó como desabrigada a falta de esa bufanda que es Casemiro y dio notorias facilidades en cada gol. La más visible en el cuarto, cuando tras una falta de Kroos pensaron todos, empezando por el alemán, que el árbitro pitaría, y esa pasividad alumbró el cuarto gol del City. Fue el fallo más evidente, quizá el mayor, pero no el único. En cada gol del City hubo algo que la defensa o Courtois pudieron hacer.
Fue curioso escuchar a Guardiola al final. Había ganado el partido, pero estuvo llamativamente lacónico, respondiendo con monosílabos, casi descortés. Sabía que ese 4-3 deja la palabra final al Bernabéu, ese Júpiter Tronante que a tantos ha abrasado. Será un partidazo, seguro, como lo fue el de ayer y como lo ha de ser el de esta noche en Liverpool, donde desembarca el Villarreal, el mejor equipo de Europa en relación calidad-precio, si se me permite utilizar este parámetro, para enfrentarse a la leyenda de Anfield. Será el segundo de los cuatro choques de estas semifinales de Champions, el gran espectáculo de nuestra vieja Europa.