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Con Ancelotti no hay debate de estilos

El borrón de los cuartos fue el energuménico final en el Metropolitano, feo epílogo al llamado ‘choque de estilos’, que nos trajo precisamente ese día la paradoja curiosa de aquellos últimos veinte minutos con el equipo calculador y cholista atacando a calzón quitado y con el equipo romántico colgado del larguero y robando tiempo. Claro: la necesidad cruzó los papeles. El Atlético necesitaba un gol, el City necesitaba que no lo hubiera, y ya se sabe que para casos extremos soluciones extremas, así que cada cual se corrió al extremo contrario. Con frecuencia he pensado que cholistas y guardiolistas son más papistas que sus papas respectivos.

Pasó el City, al que hoy visita el Madrid, con Ancelotti al frente. He aquí entrenador que no necesita de un constructo sobre el que justificar sus decisiones. Prefiere que se justifiquen por sí solas y él se limita luego a elevar la ceja y comentar lo obvio. Bueno para el Madrid, que ha alcanzado sus mejores éxitos con entrenadores de este tipo (Del Bosque, Zidane y Ancelotti como últimos ejemplos, pero podríamos remontarnos hasta los lejanos Molowny o Muñoz), que dejan que todo fluya de la mejor manera posible limitándose a escoger un sistema en el que sus jugadores se sientan cómodos y a tenerles contentos y en forma. No es poco ni es fácil.

Así que hoy no habrá choque de estilos, sólo de equipos. Desde Madrid impone el City, al que tenemos bien visto gracias al mando a distancia. Un equipo con fuerza y estilo, movido por uno de los grandes de este tiempo, De Bruyne, jugador incansable que gana duelos y ve rendijas por donde colar el balón o filtrarse él mismo. Un equipo endiabladamente veloz. Hace dos meses le hubiéramos dado como claro favorito, pero tras lo del PSG y el Chelsea ya no podemos decir lo mismo. Ahí estarán Courtois, Modric, Vinicius, Benzema y todos los demás, empujados por ese viento mágico que infla las velas del Madrid desde el fondo de la Historia.