Rubiales tiene coartada, pero Piqué es el fleco suelto
Lo mejor de la comparecencia de Luis Rubiales fue eso, la comparecencia. Hemos visto a otros, en situaciones parecidas, dar la callada por respuesta o desaparecer del mapa. El presidente de la Federación (RFEF) respondió durante dos horas largas a todas las preguntas que se le hicieron. La gente podrá sacar sus propias conclusiones después de escucharle. Entre ellos el medio centenar de federativos y empleados que le arroparon con aplausos. Si acaso me sobró algo fue eso. Chirría convocar el mismo día, en el mismo sitio y a la misma hora una rueda de Prensa y a tu club de fans.
Mi conclusión tras escucharle es que si Rubiales hubiera cerrado sin comisionistas un acuerdo por el que la Supercopa ha pasado de tener un valor de 120.000 euros a 40 millones anuales le hubiera felicitado. Lo que me sobra, además del club de fans, es Piqué. No me entra en la cabeza que una institución como la RFEF tenga que recurrir a un intermediario, que además es juez y parte, para hacer un torneo. La otra es el destino, en este caso Arabia Saudí. Pero Rubiales no esconde que eso responde a un puro interés económico, y recuerda que hay otras muchas empresas españolas, además de la RFEF, que hacen dinero allí. Es verdad.
También creo que Luis Rubiales lleva razón cuando dice que, por lo menos hasta hoy, aquí el único delito que se ha cometido es violar su teléfono y su email. De todo lo demás, del meollo destapado por 'El Confidencial', ya hay una demanda presentada en la Fiscalía Anticorrupción. Dejemos que sea la Ley la que decida si ha habido otro crimen y, si procede, su castigo.
Por ahora, lo peor que se le puede reclamar a Luis Rubiales es el tono de sus conversaciones con Piqué, que es quien le sugiere pedir la mediación de Juan Carlos I, ir a los Juegos Olímpicos o un grupo amable para el Andorra, entre otros episodios que no pueden darse entre el presidente de la Federación y el capitán del Barcelona, equipo que jugó la Supercopa por el doble de lo que Piqué cobró de comisión que, a su vez, es la mitad de lo que le pagaron al Atlético.