Regreso a la base tras el fiasco ante el Brentford

La fallida prueba del 4-2-3-1. Aunque lo había usado en ocasiones en sus experiencias en Dortmund y en París, el sistema de tres centrales no era para Thomas Tuchel su esquema de cabecera. Fue al llegar al Chelsea hace quince meses cuando lo implantó para fortificar una línea defensiva vulnerable y que se había convertido en el gran problema del equipo bajo el mando de Frank Lampard. Con ese 3-4-2-1, el técnico alemán le dio una nueva seguridad a la escuadra londinense, y ya no lo cambió. Con él ganó la Champions League y se preparó para encarar una nueva temporada que parecía prometedora tras la llegada de Romelu Lukaku. Sin embargo, durante el presente ejercicio, y quizá empujado por una situación clasificatoria que le permite experimentar —el Chelsea sabe que, con casi total seguridad, va a acabar tercero en la Premier—, Tuchel ha probado en algunos partidos un dibujo con cuatro atrás. Ocurrió a menudo en enero, y volvió a hacerlo este sábado frente al Brentford en un derbi del oeste de la capital que acabó con un sorprendente 1-4 en Stamford Bridge. Formó, de hecho, con un 4-2-3-1 en el que Azpilicueta y Marcos Alonso eran los laterales, y en el que Ziyech y Werner jugaban por delante como extremos. No estaba obligado a variar el dibujo, ya que en el banquillo tenía a Christensen y a Malang Sarr. Fue una elección puramente táctica. Es evidente que no salió bien, por lo que lo más lógico sería que volviera a formar ante el Real Madrid con el esquema con el que se proclamó campeón de Europa.

Ante el Lille se blindó más. Las variantes tácticas posibles en el Chelsea no acaban en la configuración de la línea defensiva. De hecho, en octavos de final frente al campeón francés sorprendió con un 3-5-2 en el que agregó un centrocampista más y sacrificó a un mediapunta. O dicho de otro modo: jugaron juntos Kovacic, Jorginho y Kanté, cuando normalmente uno de los tres se queda fuera. Es verdad que se trataba del partido de vuelta y que el Chelsea lo afrontaba con una ventaja de dos goles, pero es una opción que no podemos descartar. Tendría bastante sentido para intentar ahogar un centro del campo blanco que normalmente está formado por tres hombres y que podría dar entrada a un cuarto elemento si es titular Valverde.

Havertz es el nueve de Tuchel. Es complicado determinar por qué Lukaku no está funcionando en el Chelsea. El equipo se había acostumbrado a jugar sin nueve fijo, y quizá allí estuvo el origen del problema. El atacante belga también tenía una doble presión añadida: ya había estado en Stamford Bridge siendo muy joven y en el Manchester United no acabó de triunfar. Tenía muchas cuentas pendientes con el público y la crítica en Inglaterra, lo que le exigió mucho de entrada. Y luego, claro, sus declaraciones a la prensa italiana insinuando que deseaba volver al Inter acabaron de romper la armonía. En realidad, los números de Havertz no son mejores. El alemán sólo supera a Lukaku en la Premier (seis goles uno por cinco el otro). En el global de todas las competiciones, el belga ha marcado más (doce contra once). Pero Tuchel aprecia el factor sorpresa que aporta el ex del Bayer Leverkusen, que parte como favorito para ser el falso delantero centro contra el Real Madrid.