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Eden y los tortazos de realidad

En este deporte de élite tan escenificado se tiende a hacer de la realidad algo moldeable, pero cuando se solidifica golpea más fuerte que las huellas dactilares de Will Smith en la jeta de Chris Rock. Le está pasando a Hazard y al Madrid. Nadie quiere hablar de que no volverá a ser un futbolista top, pero pensar que un tobillo destinado a rendir unos cuarenta partidos al año y una mente que se ha habituado al temor no pagarán el peaje de tres operaciones es un desafío a la medicina y la psicología. Casi negacionismo. Dice a veces el eminente ufólogo J. J. Benítez que la ciencia le trae sin cuidado cuando expone alguna de sus teorías más heavies. Y puede tener razón con los hombrecillos verdes de Venus, pero en el fútbol, los extraterrestres son humanos y dan lo que dan.

En Eden, además, hay ese tic de Bale de poner a su selección muy por delante de los intereses del Madrid. Esta nueva intervención va dirigida, como hizo hace dos años para la Eurocopa, a estar bien en el Mundial. Loable, pero injusto para su club, preso de un contrato-losa. En un verano con Mbappé, Haaland, Tchouaméni y alguno más, Eden cuesta casi 50M€ anuales entre amortización del fichaje y sueldo. Hazard pasa por el quirófano, pero el tortazo se lo lleva el Madrid.