Una retirada de 40 días
Tom Brady sólo ha estado 40 días retirado. Ese ha sido el lapso que ha discurrido entre los anuncios de su adiós profesional y de su regreso a la NFL. Unas vacaciones. El sorprendente rebobinado de Brady demuestra la dificultad que supone siempre para una estrella del deporte poner fin a su carrera. Hay dos maneras de retirarse. Una de ellas es pasarte de frenada. Ocurre a menudo. Un ejemplo reciente ha sido Valentino Rossi, cuando hacía tiempo que no peleaba por la victoria en los circuitos. Una figura de esta dimensión tiene el derecho a decidir su final, faltaría más, pero la realidad rotunda es que a Rossi le ha sobrado alguna temporada en activo. Y la segunda forma es como lo pretendía hacer el quaterback, todavía en la cresta de la ola, a pesar de su avanzada edad. La historia también está llena de estos casos. Alberto Contador se despidió del pelotón al día siguiente de conquistar el Angliru. Y otro ciclista, Alejandro Valverde, echará el candado a su larga trayectoria tras el presente curso, en el que se sigue codeando con los mejores a los 41, salvo que recule a lo Brady en próximas fechas.
Otra perspectiva que nos ofrece la no retirada de Brady, y que engarza con el ejemplo de Valverde, es la enorme longevidad que tienen actualmente las carreras de muchos ases. En estos casos concretos no se trata de dos deportistas de relleno que estiran su ilustre nombre con algunas pinceladas, sino que continúan en el top frente a rivales infinitamente más jóvenes. Cristiano Ronaldo marcó el sábado un hat-trick con el Manchester United, precisamente con Brady como espectador, a los 37 años, que es la misma edad con la que LeBron James sigue batiendo récords en la NBA, o con la que Roger Federer peleó su última final de Wimbledon. Algo ha cambiado en el deporte. Y el GOAT del fútbol americano sabe que todavía puede aportar mucho dentro del campo… con 45 años.