No es noche para homenajes

Es evidente que no va a ser la vuelta soñada por Ramos al estadio en el que se convirtió en leyenda, pero el camero quiere ejercer de líder espiritual para sus compañeros en la visita al escenario que más y mejor ruge cuando llega un envite como el de mañana. Sergio hace bien en intentar apoyar como pueda al club que le paga, pero tiene que entender que la afición no se puede distraer del foco y que no es momento para homenajes. El central merece, cuando toque, el mayor baño de masas ante el público que le ha venerado y por el que se ha partido siempre el pecho, pero toda la atención se tiene que centrar en eliminar al PSG y no en estar pendiente del Palco VIP desde el que Sergio va a presenciar mañana el encuentro.

Tendrá tiempo para saludar a viejos amigos, para echar la vista atrás con orgullo y para sentir un pellizco que le haga soltar alguna lágrima, pero el reto del Madrid es tal que no hay lugar para la melancolía. Cuando el central más decisivo de la historia blanca y cuando el héroe de la Décima considere que ha llegado el fin del trayecto, será el momento para que el club esté a la altura y le brinde el mejor homenaje. El momento para restañar heridas, reconocer errores por ambas partes y poner el Bernabéu a sus pies. Ahora no toca. Ahora la atención, las palmas y las gargantas se tienen que centrar en que el PSG entienda que noches así forjaron la leyenda de Chamartín.