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Un cohete de Guedes abre las Fallas

Un fogonazo de Guedes cuando se acercaba el descanso manda al Valencia a la final de Sevilla, hoy sabremos si ante el Betis o el Rayo. Su enorme tiro junto a un palo, recogiendo un despeje de la defensa del Athletic al saque de una falta, le coronó como el hombre de un partido bravo, duro y copero, como se esperaba, pero jugado con una decencia que contrastó con las murmuraciones previas. Coadyuvó a eso la tarea de Gil Manzano, firme, serio, sin compadreos ni poses autoritarias, con verdadera ‘auctoritas’ y acierto general. Cuando un partido tiene un buen arbitraje lleva mucho adelantado. El de anoche lo tuvo. Fue una buena semifinal.

Ese gol de Guedes (un jugador Guadiana que está en fase buena, lo digo no sólo por el gol) llegó cuando Iñaki Williams acababa de desperdiciar la mejor ocasión del Athletic tras cazar un excelente pase de Muniain para perder en el mano a mano como Mamardashvili. El fútbol es un juego de instantes. Entre el constante ida y vuelta de jugadas de uno y otro se van intercalando esas décimas de segundo en las que el partido se decide. Pocas veces se ve tan claro como en ese doble episodio final del primer tiempo, con el gol que se le escapó al mayor de los Williams y el que sí consiguió Guedes colocando el balón en un lugar imparable.

Un buen partido, en todo caso, que redime el mal efecto que produjo el de ida. Los dos equipos lo jugaron con el afán con que lo vivían sus aficiones (fue llamativo el ambiente en Lezama cuando salió el Athletic y el de Valencia todo el día en torno a su equipo) y el perdedor no tiene nada que lamentar salvo su falta de remate, un mal ya conocido que arrastra desde que los años vencieron a Aduriz. No ha alcanzado la final de su torneo favorito, pero ha hecho una gran Copa. También el Valencia es equipo copero (esta será su decimoctava final) y desde luego es un más que digno finalista. Esta noche conocerá a su enemigo. De momento lo que le toca es disfrutar.