El Atleti ya no se parece a Simeone
El Atleti de hace diez años se parecía mucho al Cholo: jugadores de carácter, como era él mismo cuando jugaba, como lo es ahora en la banda. No abundaban los artistas, casi se puede decir que el único que había, en aquella primera feliz versión de la Liga en el Camp Nou y la final de Lisboa, era Arda Turam. Los demás eran jugadores de ir al frente, resistir el modelo durísimo en lo físico y en lo táctico que exigía su jefe, eran inasequibles al desaliento. Aquello producía un fútbol siderúrgico y eficaz. Ganaba partidos sin regalar nada. Años del cabezazo de Godín y todos atrás a defender. Años de marcadores binarios, 1-0, 0-0, 0-1, 1-1…
No era bello pero funcionaba. El tiempo hizo que aquello supiera a poco, en el propio club se abrió un debate sobre si convenía o no refinar el juego una vez que el Atleti alternaba definitivamente en el ambiente más sofisticado del fútbol mundial, el de los tramos altos de la Champions. Había dinero, empezaron a llegar jugadores mejores, vivimos años de un ten con ten. Griezmann, por ejemplo, funcionó a las mil maravillas, se adaptó a las exigencias sin desprenderse de su brillantez, aunque acabó rindiéndose y marchándose al Barça; en el otro extremo está João Félix, un superclase que sigue teniendo todo el aire de un cuerpo extraño.
El golpe ha llegado este año, justo después de una nueva Liga y con una plantilla mejorada. Quienes están dentro me cuentan que es mezcla de varias cosas. Hambre saciada en una casa que no vive, como el Madrid y el Barça, la obsesión del título continuo. Falta de laterales, lo que ha obligado a alejar del ataque a Llorente y a veces a Carrasco. Muchas dudas arriba: que si Luis Suárez o Cunha, que si Griezmann, João Félix o Correa; bajón de Koke, piedra angular del entramado; bajón de Oblak, otrora airbag infalible. El Atleti ha perdido la seguridad en lo que hace, el Cholo ya no sabe explicar lo que pasa. Su equipo ya no se le parece.