La inspiración del veterano
Cada vez que un veterano inspirado exhibe una actuación estelar, como la que nos regaló Modric en la Supercopa, y a las que nos tiene acostumbrado esta temporada, los cronistas, a su vez, nos sentimos inspirados para buscar la metáfora que haga justicia al genio. Como no somos tan artistas en lo nuestro, como Modric en lo suyo, nos vienen a la mente símiles manidos, como aquello del vino que mejora con el tiempo. Evidentemente, en el fútbol varios trabajan en la obra de arte. Casemiro acarrea los botes de pintura de aquí para allá. Kroos mantiene el lienzo pulcro y dispone los colores para que se apliquen armónicamente. Pero quien ahora mismo pinta el cuadro, con todos los trazos imaginables, es el croata. Como Picasso, el 10 del Madrid domina todos los registros: pone en la bota de Rodrygo un balón a 50 metros, encuentra el hueco entre tres rivales para que Vinicius se plante solo ante el portero, prolonga un pase de Kroos con un toque sutil de espuela, oxigena el mediocampo cuando Casemiro no puede más, temporaliza el juego hasta que se incorpore Benzema, le pega fuerte y ajustado a la escuadra para levantar del asiento al más apático espectador.
Por supuesto que algunos veteranos nos inspiran más bien compasión, ternura, si acaso lealtad. Son como ese coche de veinte años del que nos negamos a desprendernos, porque vivimos con él tantas experiencias inolvidables, aunque sepamos ahora que, de vez en cuando, nos fallará irremediablemente. Xavi no ha tenido más remedio que ir al concesionario para que rueden los últimos modelos: Ansu Fati, Gavi, Ez Abde, Nico, Pedri, Jutglà. En el Real Madrid, sin embargo, los que más destacan lucen una antigua carrocería y muchos kilómetros recorridos: Benzema y Modric.
Mi hijo adolescente quiere retratarse en Gavi, que ha debutado en la Selección con 17 años. Pero a los que peinamos canas, los que nos inspiran son viejos conocidos que aún se sienten chavales cada domingo. Mi mujer, mucho más sensata que yo, intenta disuadirme de que no vale la pena prolongar la afición en las pachangas de los martes y de que existe un riesgo notable de que vuelva con la rodilla hinchada o el cuádriceps roto. Pero inspirado por ciertos veteranos, yo le guiño el ojo y, justo antes de salir por la puerta, susurro con la cabeza gacha: Modric. Si no se da por enterada, elevo el rango de la veteranía: Joaquín, Diego López, Jorge Molina…