“Entre João Félix y Griezmann yo escojo a Correa”, me dijo hace poco un amigo atlético, y para darle la razón abrió el marcador del estadio La Cerámica con un golazo tremendo. Sin el brillo de sus competidores para el puesto de segundo punta, desplazado con frecuencia a la banda, a veces en misiones muy sacrificadas, se gana el pan cada día con el sudor de su frente y el puesto con sus goles. El segundo, de Kondogbia, llegó al rechace de un tiro suyo. Pero tampoco pretendo hacer de él la figura singular de un partido extraordinario, en el que Emery y Simeone jugaron una partida de ajedrez interesante y vimos cosas buenas y curiosas.

El resultado final frena un poco al Villarreal en su remontada y deja al Atlético en el corazón de la zona Champions, en la que en tres puntos hay cinco equipos. No incluyo al Sevilla, que está muy por encima y con derecho a sentirse aspirante al título. A cinco puntos del Madrid pero con un partido menos, puede decir sin rebozo que depende de sí mismo y desde luego mirar como algo ajeno esa zona caliente que empieza en el Betis, con sus 34 puntos y tras pasar por el Atlético, la Real (ambos con 33) y el Barça (con 32) termina en ese sorprendente Rayo, con 31. Y aún aspiran a engancharse a ese tren el Villarreal, el Athletic, el Valencia…

Muchas veces me preguntan si hay Liga, dando por definitiva la ventaja del Madrid. En primer lugar, no lo es, como queda dicho, y no lo será mientras no se rinda el Sevilla, que no tiene pinta de ello. Pero es que LaLiga no consiste sólo en quién la gana, sino también en quiénes bajan, y quiénes van a Europa, y en qué vagón, si en primera (Champions), segunda (Europa League) o en esa tercera la de reciente creación, la Conference League, que según para quién podría ser más un oprobio que un premio. La lucha en esa zona se anuncia vibrante, buena prueba de ello tuvimos anoche con ese partidazo que nos ofrecieron Villarreal y Atlético.