La ATP Cup no es la Davis

El equipo español se ha metido en las semifinales de la ATP Cup por tercera vez consecutiva, justo los mismos años que tiene el evento. Sin Rafa Nadal en el grupo, y también sin Carlos Alcaraz, tanto Roberto Bautista como Pablo Carreño, ya fogueados en estas labores, han agarrado el liderazgo con fuerza y cuentan sus individuales como victorias: tres de tres. Este viernes se enfrentará a la Polonia de Hubert Hurkacz por un puesto en una final que ya disputó y perdió hace dos años ante la Serbia de Novak Djokovic, el mismo rival a quien batió España este jueves para rematar la primera fase, aunque en esta ocasión sin su número uno, que no ha podido jugar por sus archiconocidos problemas con la vacunación, que han llegado a convertirse en una cuestión de Estado en Australia… Y en un sainete.

Mientras se resuelve la rocambolesca situación de Djokovic, la competición continúa en varios frentes del país. Bautista y Carreño afinan para el primer Grand Slam en esta ATP Cup, a la vez que intentan añadir el relevante torneo a su palmarés. Llegados a este punto, es bueno refrescar memorias sobre el significado de este título. La Copa ATP es un calco de la Copa Davis, pero carece de la oficialidad de la Davis como competición por países, porque deja al margen a las Federaciones. Es por ello que el capitán no es Sergi Bruguera, sino Tomás Carbonell. Como sostiene el artículo 33.2 de la Ley del Deporte, “las Federaciones deportivas españolas ostentarán la representación de España en las competiciones de carácter internacional”. Y no es el caso. La ATP Cup es un torneo fresco y atractivo, pero sin la solera centenaria de la Davis, simbolizado en su Ensaladera, sea en el formato que sea. Aclarado este punto, y a estas alturas de la película, apetece ganarla, claro que sí... Aunque este clon de la Davis no sea la Davis. Y aunque esta competitiva España no sea oficialmente España.