Hace un tiempo, no tan lejano, el deporte se quedaba prácticamente congelado durante el cambio de año. Se cerraba el viejo con las carreras de San Silvestre, tradicionalmente representadas en España por la Vallecana, y se abría con los saltos de esquí de Garmisch-Partenkirchen, que formaban parte exclusiva de la parrilla televisiva junto al Concierto de Año Nuevo y la repetición del Especial de Nochevieja, con Martes y Trece o Sabrina. La oferta deportiva era escasa, porque estas fechas se reservaban para la fiesta y la resaca, para la familia y los amigos. El mundo ha evolucionado mucho, también los canales de comunicación, la diversidad del ocio, la competencia entre espectáculos… Y los deportes se han ido expandiendo hasta ocupar todo el calendario. Sin excepción.

Esta noche, o mejor dicho esta madrugada, cuando procedamos a comernos las doce uvas con doce deseos en el pensamiento, bien sea con Cristina Pedroche o Anne Igartiburu, en otro canal, #Vamos, arrancará la ATP Cup, una competición de tenis al estilo de la nueva Copa Davis, en la que el equipo español debutará ante el chileno, Pablo Carreño contra Alejandro Tabillo, exactamente a las 00:00 horas españolas, en correspondencia con la mañana australiana, donde el año habrá empezado bastante antes que aquí, con uvas o sin ellas. Así, a ritmo de nuestras campanadas, o de los raquetazos de Sídney, el deporte pondrá en marcha su temporada 2022, que también incluye unos Juegos Olímpicos, los de Invierno de Pekín. Sin salir del día de Año Nuevo, y más allá de los Cuatro Trampolines, tendremos igualmente el arranque del Dakar en Arabia Saudí, con su prólogo y un largo enlace; y tres partidos de la Premier, con un Arsenal-Manchester City estelar, y hasta una velada de boxeo en Estados Unidos. El deporte es una gran forma de empezar el año. Y de terminarlo.