El bronce no pudo ser ante Dinamarca, que llegaba como gran favorita. De hecho, estuvo a un paso de meterse en la final. La diferencia física entre ambas selecciones era importante, y España lo pudo aguantar en el primer tiempo con una gran defensa, pero en la segunda mitad poco se pudo hacer. Las danesas sacaron todo su poderío y a las Guerreras, con desventaja en el marcador, les tocó arriesgar con defensas adelantadas, presión en toda la pista... y Dinamarca jugada con la comodidad de tener una buena renta. Se impuso la lógica, pero no sería justo quedarse con esta sensación final, porque España cuajó un buen torneo.

Tenemos que quedarnos con la trayectoria que tuvieron las Guerreras hasta semifinales, con siete triunfos en otros tantos partidos, un gran juego y muchas caras nuevas. Los tres equipos que preceden a España en el torneo son superlativos. Es cierto que nos cuesta hacer gol, especialmente con el lanzamiento exterior, y no tenemos esa facilidad para anotar rápido que sí tienen otros países. La nota positiva es que, tras un cierto cambio generacional, España sigue en la élite mundial, luchando por medallas, y es la base para el futuro. Eli Cesáreo, Paula Arcos... la Selección cuenta con jugadoras muy jóvenes que ya han vivido unos Juegos Olímpicos y un Mundial en estos meses. Eso es experiencia. Ojalá este seguimiento de la afición se mantenga.