Un Pucela falto de carácter resiliente

Según pasan las jornadas, según se suceden las derrotas, el Real Valladolid continúa en un punto lejano al que desea. Con el avance de la competición, ha solucionado problemas de dibujo, de producción ofensiva e incluso parecía que de solvencia defensiva. Parecía, pero no, a tenor de lo que ha acontecido en los últimos partidos fuera de casa, donde ha cosechado tres derrotas que muestran una dura realidad, y es que, además de contundencia, el conjunto de Pacheta adolece de resiliencia para mantenerse en pie en las adversidades.

Al entrenador se le han dirigido críticas por su verbo, llegándose a decir que carece de autocrítica, cuando seguramente no sea así. Lo que hace falta es leer entre líneas o escuchar con la mente abierta lo que dice. "Tenemos que ser más consistentes en los malos momentos. En esos momentos estamos concediendo mucho", evidenció tras caer en Huesca, donde, no fue capaz de sufrir sin encajar gol. Cuando se quiso dar cuenta, mejoró, y seguramente mereció correr mejor suerte, pero fue insuficiente. Así lo dicta el resultado.

Porque a Pacheta hay que reconocerle la mejoría del equipo con el paso de las semanas, pero hay algo en lo que se equivoca, y es en disociar sensaciones de resultado. El día que el aficionado desde la grada tenga la potestad de incidir en el marcador, como en el antiguo circo romano, donde decidía sobre la vida o la muerte del gladiador, valdrá. Mientras tanto, los técnicos y jugadores deberán entender el valor que se le otorga al resultado, y que, todo lo que no sea eso, es pretender tapar con un dedo el sol y justificar la oscuridad.

No se trata de que el fin justifique los medios (nada más lejos), sino de que, por más que Ronaldo le contratase para brindar espectáculo, no hay que olvidar que el sino del Real Valladolid en Segunda debe ser ganar, y mucho, para ascender. Por ahora no es algo que esté sucediendo; falta solidez, en parte porque falta carácter. Un gol encajado, un penalti en contra o una expulsión acaban siendo situaciones dramáticas que diluyen al equipo. Cuando los ganadores sufren, salen adelante. El Pucela todavía no. Y ya va siendo hora...