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El Madrid dentro y cuatro en el alambre

Como era de suponer, el Madrid se tomó la revancha sobre el exótico Sheriff, un equipo que se ha metido en el mapa sentimental de la afición europea por su animoso desempeño en esta su primera presencia en la Champions. Pero ayer dije que esta no está siendo la edición más lucida para nuestro fútbol y así se confirma, porque la clasificación de los otros cuatro está en el alambre. El último estropicio se produjo anoche con la caída del Atleti ante el Milan. Los rojiblancos jugaron un mal partido de principio a fin, cayeron ante un rival sólo táctico y ahora están obligados a ganar en Oporto.

Salió mandón el Milan en el Metropolitano, como urgido por su posición en la tabla, y no era para menos. Está de vuelta en Europa y no puede permitirse el cante de quedar apeado a la primera. Pioli aplicó toda la vieja ciencia de la escuela táctica italiana para cerrarle las salidas al Atleti. Pero con el balón en los pies apenas asustaba salvo cuando intervenía Brahim, que cambiaba el ‘andante’ con que iniciaban el juego Tonali y Kessié por un ‘alegro vivace’ que sobresaltaba a la afición atlética, pero que no se traducía en nada porque poco tiene el Milan arriba para concretar las propuestas del mediapunta malagueño

El Atleti pareció volver del descanso con otra disposición y soltó dos fogonazos rápidos, remates de Lemar y Carrasco que levantaron el público de sus asientos. Pero fue un arrebato que se quedó en nada. El Atlético no hiló, no se encontró. De Paul hizo su primer mal partido desde que llegó. Nadie dio su medida. Los cambios no modificaron nada en el Atleti, mientras que los del Milan sí refregaban piernas y devolvían el mando al visitante, que alcanzó el premio gordo ya muy al final, con un gol que terminó de complicar la vida al Atleti. Mal resultado, peor partido, y en el horizonte un viaje desesperado a Oporto.