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Xavi y el Barça del “esto es lo que hay”

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Me gustó mucho el primer tiempo del estreno de Xavi. Lo que ahí vimos fue otra vez el Barça. Al decir el Barça digo el Barça que todos conservamos todavía en nuestro imaginario, el Barça reciente en el que jugó Xavi, el que él prometió. Un equipo dominante, echado arriba, recuperando rápido el balón. Su dominio fue abrumador. Las ocasiones no abundaron, pero algunas hubo, y además hay que recordar que eso también pasaba en aquel Barça… destrozos de Messi aparte, que de eso ya no hay ni volverá a haber. El Espanyol jugó achicado, sin apenas cruzar el medio campo, con Raúl de Tomás aislado y todos los demás defendiendo.

El gol se retrasó hasta el inicio de la segunda parte y llegó de aquella manera. Pero justo a partir de ahí el equipo fue menguando. Con el pequeño botín ya en la mano, el Barça fue aflojando, se hizo menos agresivo, dejó respirar al Espanyol. Fue un proceso uniformemente acelerado, hasta el punto de que el último cuarto de hora ya perteneció a otro partido. Vimos otra vez un Barça desarticulado, inseguro, en manos del rival. Xavi descartó que fuera un derrumbe físico, y él tiene los datos. Así que sería anímico, sería el despertar de los fantasmas recientes, la falta de confianza para seguir desplegando el juego mandón de la primera parte.

Hoy tiene otra prueba más difícil y de mayor riesgo, porque el equipo que hoy visita el Camp Nou le pintó la cara al Barça no hace muchas semanas. Los dos chicos con que Xavi apañó sucesivamente la banda derecha no están disponibles, los lesionados no se curan, el ‘Golden Boy’ a Pedri (que viene a ser el Balón de Oro de los Sub-21) no hace más que acentuar la nostalgia por su ausencia. A falta de su vuelta y de la de unos cuantos más (sobre todo Ansu Fati y Dembélé) Xavi administra el Barça del “esto es lo que hay” y no lo tiene fácil. Su primera tarea es instalar en el grupo una convicción firme, que no se evapore durante la segunda mitad.