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Si uno empieza a pensar en enero...

Valladolid

Una lectura oportunista de la derrota del Real Valladolid en Almería puede servir para extraer una conclusión sobre la calidad del plantel, presumible y presumidamente alta, aunque puede que no lo suficiente como para pugnar de poder a poder contra los indálicos. Y es que bien es verdad que la roja de Plano lo condicionó todo, pero no menos que la diferencia de calidad de los banquillos es clara y que de las botas de los suplentes de Rubi llegaron los tres goles.

Los doce puntos de distancia son un mundo que, además de insalvable, a alguno le parecen inhabilitadores en la lucha por el ascenso. Y no es así; como repite Pacheta como un mantra, mal haría nadie en dar por el ascenso perdido en noviembre. Por muy lejos que esté el líder, por muy bueno que sea, quedan por delante 25 jornadas, y lo preocupante no es creer que alcanzarlo es imposible: para lo bueno y para lo malo, lo preocupante es el reduccionismo.

Ni se ha de ser destructivo ni se debe ser displicente. Ni tan siquiera el haber alcanzado las cuatro victorias en cinco partidos o haber mejorado las sensaciones en el modo en el que lo hicieron los de Pacheta deben servir tampoco para eliminar la autocrítica, y seguramente en las oficinas de Zorrilla esta se hará. Debe hacerse también con las miras en el mercado invernal, en el que la plantilla puede y debe ser modificada en pos de una mejora necesaria.

La derrota en Almería, mirarse en el espejo del gran favorito a subir, tiene que servir para comprender la falta de recursos en ciertas posiciones, que, unida a la superpoblación de otras, invita a agitar el árbol para ser mejores. No en vano, resultó esclarecedor que, por razones varias, no hubiera recambios próximos o naturales en los extremos o en el centro del campo, mientras Rubi sí podía introducir más madera buscando ser más ofensivo.

Después de asentar el cambio de formación y de las lesiones de Hervías y de Hugo Vallejo, al Real Valladolid le falta fondo de armario en las bandas, donde las reubicaciones de Kike Pérez y Anuar no terminan de funcionar. Por contra, hay varios puestos superpoblados que pueden ser aligerados en pos de una mejora que sí, que debe llegar, por más confianza que haya en la recuperación de Pablo Hervías o en los que están con mejor salud y contando.

A más de un mes de la apertura del mercado puede ser aventurado comenzar a hablar de estas cosas, pero es algo en lo que el equipo de Fran Sánchez esté pensando ya, habida cuenta del interés en Rober Ibáñez. No cabe duda de que el Pucela puede volver a encadenar resultados positivos; no se trata de pensar que los que han comenzado este sendero no sirven. Se trata de ser conscientes de que hay varias piezas que convienen ser revisadas y seguramente mejoradas en pos de un ascenso posible, pero no fácil.