Con Brasil ardiendo con Neymar por su enésima falta de profesionalidad, alegando molestias musculares para jugar pero no para irse de farra, Vinicius aprovechó la tardía oportunidad concedida por Tite para demostrarle a sus paisanos que ha venido para quedarse. En un partido de pierna dura y con poca oportunidad de lucimiento para los delanteros, Vini creó el poco peligro de Brasil y dejó para el recuerdo un regate de los que revientan YouTube. Su lambretta fue espectacular, pero además efectiva y en un sitio del campo donde solo se le puede ocurrir a un genio. No terminó en gol ni falta que hacía, la plasticidad de la acción la convierte en uno de los regates con el privilegio de permanecer en la Historia.

Mientras que Ney movía las caderas en la pista de baile, el madridista apretaba los dientes para demostrarle a su afición lo que ya le reconoce el público del Bernabéu. Los que más le tratan dicen que es un brasileño atípico, que sabe poco de samba y mucho de cuidar su físico como un monje para convertirse en el crack que su potencial apunta. No se rodea de toiss caprichosos, lo hace de su familia y un par de amigos que le aconsejan y le cuidan. Y ahora está empezando a recoger lo sembrado en forma de reconocimiento y, sobre todo, de rendimiento. Y en el país del talento futbolero por antonomasia cada vez tienen más claro que el pasado es Neymar y el futuro se llama Vinicius.