Ricky Rubio necesitaba un momento así
En plena eclosión de jóvenes figuras, un día después de que Pedro Acosta se alzara como campeón mundial de Moto3 a los 17 años, y un día antes de que Carlos Alcaraz se estrenara en las ATP Finals NextGen a los 18, uno de los valores más precoces que ha dado el deporte español, quizá el más precoz, Ricky Rubio, ha protagonizado su actuación más brillante en la NBA, ya asentado en la madurez. Ricky logró su mejor marca en el torneo: 37 puntos, 10 asistencias, 8 de 9 en triples. Lo hizo, además, en una plaza grande: el Madison de Nueva York. Incluso LeBron James vibró en las redes sociales en medio de la exhibición: “¡Rubio se está volviendo loco!”. El base de El Masnou se reivindicó en una noche mágica, en la meca del baloncesto, en la liga de los ases… Después de los zarandeos de sus traspasos, disgusto tras disgusto, Ricky necesitaba un momento así, que le situara en su verdadera dimensión… Y que tal vez le catapulte a un gran equipo. Ya se había sentido líder en la Selección de España, en la conquista del Mundial de 2019, donde fue nombrado MVP. Pero la NBA es otra cosa.
Rubio debutó en la Liga ACB a los 14 años y 11 meses. ¿Se puede ser más precoz? El pasado 21 de octubre cumplió 31. Lleva más de media vida dedicado al baloncesto profesional, siempre en la élite, aunque realmente no ha roto como una gran estrella hasta hace un par de temporadas. Siempre fue un enorme base, que hacía jugar a sus compañeros, que defendía, robaba y asistía. Como él mismo dice: “Ayudaba a brillar a otros”. Pero tenía el déficit de la anotación. Y también del liderazgo. Eso cambió, radicalmente, en aquel verano estelar de 2019. Rubio es ahora otro jugador, más ofensivo, más decisivo, más jefe… Su reconversión la explicó en la rueda de prensa posterior: “Ha sido un proceso más largo de lo que la gente esperaba, pero cada uno tiene su camino”. Una gran lección para tanto joven que viene.