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Hacia un conflicto clubes-selecciones

Toca semana FIFA. Los clubes suspenden su actividad porque sus mejores jugadores han de incorporarse a sus selecciones. No siempre fue tan así. Ya no se recuerda, pero hubo tiempo en que los jugadores que se iban de su país dejaban de contar prácticamente para sus selecciones. Los clubes propietarios de la ficha no tenían por qué cederlos. Suecia necesitó del permiso de la Federación Italiana para contar con sus mejores jugadores, exportados al calcio, para el Mundial que ella misma organizó, en el 58. Y el permiso estuvo condicionado a que si había un Suecia-Italia, no jugaran. Por fortuna no pasó, porque la ‘azzurra’ ni se clasificó.

Pero hace tiempo que no es así. La FIFA impone que los jugadores deben ser cedidos y los clubes no tienen nada que oponer, ni en caso de lesión. Argentina llama ahora a Messi, que está con molestias musculares, y Leonardo se queja porque no le parece justo y, efectivamente, no lo es. Como no lo es que Bale sea un peso muerto en la cuenta del Madrid para jugar de cuando en cuando con Gales. O como no lo es que la Federación exprimiera a Pedri en los JJ OO de Tokio tras la Eurocopa, con las consecuencias que hoy vemos. Ni que mantuviera a Ceballos allí por si podía jugar en la semifinal o la final, con lo que aún hoy no se ha curado.

Son sólo unos ejemplos próximos que ilustran la incomodidad creciente de los clubes, que por otra parte han ido perdiendo el temor a la FIFA. En la ventana de septiembre la Premier no dejó ir a los brasileños por la cuarentena al regreso. La FIFA amenazó con sanciones si jugaban el partido posterior y se tuvo que meter la amenaza por salva sea la parte. Tantos casos de corrupción, los absurdos toqueteos del Reglamento, su propuesta extravagante del Mundial bienal… Ese tipo de cosas le han ido despojando de la vieja ‘auctoritas’ sobre la que pivotaba todo. Cualquier día los clubes se hartan y todos saldremos perdiendo, aunque tendremos que entenderlo.