Emery se queda, a Xavi se le espera

Buena noticia: Emery se queda. He aquí un buen entrenador, joven todavía, que llamó la atención desde su prematura aparición en el Lorca. Luego le ha ido generalmente bien y hasta rozó el cielo con el PSG después de aquel 4-0 al Barça. Pero el 6-1 subsiguiente, labrado a medias entre Neymar y Aytekin, le arrebató la gloria cuando más a mano la tenía. Pero supo rehacer su carrera y ahora está en un club ideal, una especie de nicho ecológico en el que es fácil ser feliz. Tengo la impresión de que los del Newcastle han actuado como gorilas, tratando de arrasar con el dinero y dando por hecho lo que no lo estaba. En fin, que se queda Emery. Bueno para LaLiga.

Este chispazo ha ocurrido en paralelo con el tironeo entre el Barça y el Al Sadd por otro entrenador, Xavi. El asunto es parecido, pero no es igual. Aquí el solicitante no es un supermillonario, sino un hidalgo arruinado. El supermillonario es justo el que se sienta al otro lado de la mesa, el Al Sadd, que ha sido refugio y sosiego de Xavi desde que salió del Barça. Allí ha disfrutado de sus últimos partidos (y títulos) como futbolista, y de sus primeras experiencias (y títulos) como entrenador, creando su núcleo de confianza. Ahora el Barça le necesita y él, patriota culé, quiere volver a su club y a su casa, pero sin quedar mal con sus anfitriones de estos años.

“Es de sentido común”, dice Xavi, y tiene razón. La pega es que el sentido común no es lo mismo en Barcelona que en Doha. Allí consideran una descortesía que el presidente no viaje a rogarles; Laporta a su vez piensa que no hay por qué, que eso sería una pleitesía excesiva. Y de paso hace ver a sus directivos, al propio Xavi y al barcelonismo todo que la solución Xavi le convence menos que a nadie. Así que estamos asistiendo a la paradoja de que Xavi empuja y Laporta, que es el solicitante, no. Un poco más de entusiasmo por parte del presidente no sólo ayudaría a desatascar esto, sino que sería garantía de un mejor ambiente para Xavi cuando llegue.