Pacheta y la vuelta a la casilla de salida
Hemos pasado de la excelencia a la impotencia. De la excelencia del segundo tiempo ante el Eibar a la impotencia del partido de Amorebieta. Impotencia futbolística es visitar al penúltimo y que te pase por encima sin que seas capaz de reaccionar en los noventa minutos. Ni desde el campo ni desde el banquillo. Unas rotaciones incomprensibles, falta de intensidad y de aplicación, errores de principiantes y vuelta a la casilla de salida. Estamos, le guste al técnico o no, como después del partido de Burgos. Sembrando dudas y cediendo el terreno que los blanquivioletas le habían recortado a los de arriba. Fue un duro revés y un paso atrás. La intención del técnico de tener a todos contentos le ha salido mal. No discuto que todos sus futbolistas sean muy buenos, como él dice, ni que entrenen de maravilla. Eso lo sabe él mejor que nadie. Pero lo que no nos podrá negar, porque los partidos los vemos todos, es que no todos sus jugadores compiten, a día de hoy, igual. Unos lo están haciendo mejor y otros peor. No sé si será casualidad o no, pero siete de los titulares de Burgos también lo fueron en Lezama con las mismas funestas consecuencias. Buen dato para Pacheta. No es lo mismo que jueguen unos que otros. No es lo mismo Luis Pérez que Janko, Nacho que Olaza, como está Olaza por cierto, El Yamiq que Javi Sánchez, Aguado que San Emeterio, Plano que Toni. Y no es lo mismo que Toni juegue en la banda izquierda que en la derecha o que Kike juegue por el centro o de extremo. El desbarajuste y la revolución que preparó el de Salas de los Infantes en Lezama fue de armas tomar y la puesta en escena de sus jugadores de juzgado de guardia.
Lo dicho, el Real Valladolid está de vuelta a la casilla de salida, como después de Burgos, pero con más datos y más certezas de qué es lo que ha funcionado mejor. El empeño de Pacheta por tener contento hasta al apuntador no va a salir bien. Como siga empecinado en repartir minutos para todos, lo acabará pagando caro. Deben jugar más los mejores, los que de verdad lo merezcan y lo demuestren en los partidos, no solo en los entrenamientos. Pacheta tiene que aplicar la vara de mando que necesita todo entrenador. Está bien ganarse el apoyo de la plantilla, pero con palo y zanahoria, no solo con terrones de azúcar. Sabemos que es un gran motivador, lo demuestra en cada rueda de prensa en las que se habla muy poco de fútbol y mucho de lo anímico y del estado emocional y ambiental. Pero debe demostrar que es un líder con mando y un estratega al que no le debe temblar el pulso tras esperpento con el que le pagaron algunos de sus muchachos. No está el horno para muchas contemplaciones.
Esperemos que el equipo pucelano retome la buena senda ante dos partidos que no serán sencillos y ambos en Zorrilla. El golpe al aficionado ha sido brutal este miércoles, pero no tengo dudas de que desde la grada se va a impulsar de nuevo al equipo para tratar de pasar página cuanto antes. El 4-1 ha sido muy difícil de digerir, pero no sería bueno que se abra una hérida a estas alturas de temporada. La palabra la tienen los futbolistas. Nadie les reprochará nada si el equipo pierde, porque esto es un deporte, pero lo hace con dignidad. Lo de Amorebieta fue un insulto al escudo y a la historia del club y eso sí que los abonados no lo perdonan. Hay tiempo para volver al buen camino.