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Un golazo que compensa todo

Un gran gol de Álvaro Giménez a siete minutos del final le dio al Real Zaragoza su segunda victoria del campeonato y acabó con esa larguísima racha de empates que le estaba condenando al pozo de la clasificación. El equipo de Juan Ignacio Martínez hizo un partido vulgarísimo, sin ninguna mejora futbolística, pero esta vez aprovechó su única ocasión, en un formidable contragolpe cocinado entre Francho y Eguaras, y se trae tres puntos que le sacan del descenso y le dan un buen respiro antes de la visita del Sporting a La Romareda.

JIM, en su empeño permanente por agitar y refrescar a su equipo, presentó hasta cinco novedades en su alineación, dando entrada a Zapater, Eguaras, Bermejo, Azón y Lluis López, por lo que trasladó a Francés al lateral derecho. Pero como si no importase ya quien juega y quien no, el Zaragoza mostró en su vuelta tres décadas después a El Plantío su cara más preocupante, la de un grupo encogido por sus urgencias y su falta de calidad, donde sólo a la desesperada mostró un ápice de atrevimiento y de voluntad de ganar.

Durante toda la primera parte, el Zaragoza, muy replegado y temeroso, jugó a nadar y a guardar la ropa, y apenas comprometió a un Burgos que se fue creciendo conforme avanzaban los minutos, especialmente tras un cañonazo de Juanma que devolvió el larguero. Todo el peligro del equipo aragonés en este periodo fue un disparo cruzado de Iván Azón, que tuvo que pelear casi en solitario contra toda la defensa local.

Tras el descanso, el Burgos acentuó su dominio sin que el Zaragoza mostrara la menor mejoría ni otro espíritu que el de defenderse. Sólo a veinte minutos del final, JIM decidió dar un paso adelante sustituyendo a Zapater y Azón por Borja Sáinz y Álvaro Giménez, y más tarde a Nano Mesa por Adrián. En medio de la nada, un contragolpe de manual lo acabó resolviendo Álvaro Giménez con un recorte y un derechazo al palo largo que le da oxígeno a un Zaragoza que tiene muchísimo que mejorar.