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El dúo Vinicius-Benzema salvó la noche

Benzema marcó el 1.000 y el 1.001, ambos a pase de Vinicius (el segundo fue una joya de jugada), y el Madrid ganó tres puntos que le colocan líder del grupo. Hasta ahí las buenas noticias. El resto del partido se puede desechar por lo que respecta al Madrid. El público se impacientó y hasta pitó, a pesar de la victoria, porque no le gustó el juego calmoso, descuidado en defensa, falto de nervio atrás y delante a excepción hecha, claro de Vinicius y Benzema, sobre todo el primero, que a cada balón que le llegaba le metía aceleración y peligro. Bernabéu siempre quería un jugador que levantara al público de sus asientos. Eso es exactamente Vinicius.

Tampoco estuvo mal Lucas Vázquez que dejó fuera a Hazard y Asensio, ese par de indolentes, cosa que no me extraña. Pero la media Modric-Casemiro-Kroos marcó un ritmo lento que empieza a contrastar seriamente con el fútbol que se ve por ahí, en otros campos de Europa. Y la defensa no estuvo atenta ni severa, algo que empieza a hacerse crónico, así que para alcanzar la orilla de la victoria hubo necesidad de un par de paradas de mucho mérito de Courtois, de un tiro forastero al palo y de que el árbitro dejara pasar un temprano agarrón de Mendy en el área propia. Hay victorias que despiertan preocupación, y esta fue una de ellas.

Claro que siempre es peor perder, como le pasó al Atlético en Liverpool. Salió frío y a Anfield no se puede salir así. De repente se vio con dos goles en contra y no mucho más tarde con Felipe expulsado, por un pisotón por detrás a Mané. Expulsión un poco severa, pero que cabe. Así las cosas, demasiado fue alcanzar la orilla sin que el destrozo fuera a más. La catástrofe estuvo cerca, porque la salida del Liverpool en la segunda mitad fue tremenda, como deseando ajustar viejas cuentas, pero el Atlético capeó el temporal y todo quedó en ese digno 2-0. Por fortuna, el Milan había empatado contra el Oporto. Pero hay muchas cuentas para echar.