Otro examen de envergadura ante el Eibar
El partido no es definitivo, para nada. Queda mucha temporada para enderezar el rumbo o para perder la renta acumulada. Pero este choque del domingo en Zorrilla ante el Eibar sí puede servir para situar a los de Pacheta en el puesto de privilegio que vienen persiguiendo y para demostrar con hechos que lo de Gijón, lo de apabullar al Ibiza, la segunda parte del día del Málaga, el triunfo en Leganés, no son flor de un día. El Eibar llega enrachado, con diez partidos sin perder, tres empates y siete victorias, es decir, 24 puntos sumados de 30 posibles. Son números muy importantes y difíciles de lograr.
Tras un inicio titubeante, los de Garitano han puesto la directa y quieren ejercer de favorito a subir. No olvidemos que es el equipo con mayor límite salarial. También es cierto que no gana sus partidos con demasiada claridad. Sus resultados están siendo muy ajustados y en más de uno ha estado a punto de complicarse la vida más de la cuenta. Si una cosa tengo clara es que si el Real Valladolid está a su nivel, con un poco de acierto ofensivo y si no comete errores atrás, se puede llevar el partido perfectamente. Una cosa es respetar al rival y otra no darse cuenta de que el momento de juego de los dos es parecido. Después se podrá pensar que la mejor plantilla la tiene Garitano o la tiene Pacheta. La realidad es que Almería, Eibar, Valladolid y Sporting se presentan como los claros favoritos para lograr este año el ascenso.
Y al frente del Eibar llega un hombre que estuvo en el banquillo del Valladolid, Gaizka Garitano. Un profesional ejemplar que aquí no tuvo suerte en una temporada de infausto recuerdo y en la que la escasa colaboración de la plantilla se llevo por delante a Garitano en solo nueve jornadas, a Portugal y casi también a Alberto, que llegó para salvar a duras penas al equipo del descenso. No se llevaron el club a Segunda B de milagro. Garitano y su equipo dejaron en el club un buen recuerdo. Gente seria y trabajadora, demasiado exigente para alguno de los futbolistas que en esa temporada estaban y que preferían un ritmo de trabajo más apetecible y menos exigente que el que marcaba el técnico vasco. El año fue un desastre y no acabó en ruina total de casualidad. Después Garitano demostró en el Athletic que sus grandes logros con el Eibar no fueron casualidad. Ahora ha vuelto a Ipurua para reverdecer viejos laureles.
Estamos ante un partido de muchos atractivos donde lo ideal sería seguir viendo crecer al Real Valladolid. Las sensaciones de la semana han sido muy buenas. Cristo está recuperado para la causa y Pacheta parece que empieza a disfrutar de verdad como entrenador pucelano viendo como lo sembrado empieza a brotar. Un domingo para dar un gran paso adelante hacia el objetivo final, pero solo uno más de los muchos que quedarán después por dar. No hace falta vivir este choque con una ansiedad que luego pueda ser contraproducente al final.