Pobre Barça
Paseando ayer con el perro me encontré con Fernando, un vecino del barrio también con perro que hablaba con un señor que no conozco. “Mira, este pobre es del Barça”, fue la presentación a la que el señor desconocido, con gesto de resignación, contestó: “Pues sí, la verdad es que pobre Barça”. Esto sucedía mientras Joan Laporta se reunía con los suyos, los amigos de todos los días vaya, para decidir si despedía a Ronald Koeman o se esperaba una semana, o dos, o vaya usted a saber cuántas. Básicamente, porque el plan previsto es que no hay plan y no se ponen de acuerdo en si el sustituto debe ser Xavi Hernández, Robert Martínez, Andrea Pirlo o Marcelo Gallardo, que se parecen los unos a los otros como un huevo a una castaña pero al parecer todos son muy de Cruyff… como Koeman y como Setién, dicho sea de paso.
El Barça se ha convertido en una broma, en un meme, en un chascarrillo y las risas por la derrota del Real Madrid ante el Sheriff se han quedado congeladas en una mueca en apenas 24 horas. Ya se sabe que la alegría dura poco en casa del pobre. El pobre Barça que no tiene un euro, ni a Messi.
Eduard Romeu, el vicepresidente económico, aseguró hace dos semanas en la emisora Rac1 que la continuidad de Koeman no estaba supeditada a la pasta. Que podían echarle, vamos. Que por dinero no era. Teniendo en cuenta que la campaña electoral comenzó el lejano mes de enero, Laporta llegó a la presidencia en marzo y en mayo le pidió a Koeman 15 días de margen para encontrar una solución, que alargue la agonía ya en octubre y siga con el casting de entrenadores es de traca. Y ni siquiera se ha grabado con el móvil desde su despacho sonando a hueco como hizo después del 0-3 del Bayern o del empate ante el Granada. Ya no hay mensaje de optimismo, ni un mísero “lo arreglaremos”. No hay nada salvo el estropicio después de otra humillación en Europa y la ruina por la nefasta herencia recibida de Bartomeu. No hay líder, no hay idea, no hay plan. Y lo único que queda es un pobre Barça.