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José Luis Mendilibar empezó peor que Pacheta

A Pacheta le pareció oportuno el término "bofetada" tras el varapalo recibido en Burgos. Tengo la sensación de que el burgalés lo interpreto como si la derrota de El Plantío hubiera servido para poner en su sitio al Real Valladolid y bajarle de la nube de confianza en la que se encontraba situado. Bueno, pues tras lo de ayer ante el Tenerife, ha llegado la segunda bofetada y la cosa va perdiendo ya gracia. Esto ha sido más un hostión a mano abierta que otra cosa. El dolor y las consecuencias son más grandes.

No sé si lo que ha pasado en los últimos dos partidos es más sorprendente o preocupante, seguramente las dos cosas, pero es extraño que en tan solo una semana hayamos pasado en el Real Valladolid del más furibundo optimismo al pesimismo más evidente. Pensemos que van sólo cinco jornadas. Mendilibar, el año del ascenso, estuvo cerca de ser cesado porque perdió tres partidos de seis y empató uno. En Zorrilla ganaron de forma consecutiva el Poli Ejido y el Salamanca. Son datos, Mendilibar empezó peor que Pacheta. Es pronto para juzgar o hacer grandes juicios de valor. Pero es evidente que la imagen de los dos últimos partidos no se puede volver a repetir. Alguien muy conocido me decía ayer: "Pacheta no se come el turrón. Al tiempo". Yo diría que si sigue así no se come el turrón, por supuesto, pero, es más, no llega ni a los Huesitos de Santo. La paciencia de Ronaldo, tras la experiencia del año pasado, no será eterna. Urge una rápida reacción y devolver la tranquilidad a todos los estamentos.

Respeto los gritos del domingo en el minuto 75. No los comparto. Sí estoy de acuerdo con la pitada final. Y espero que no se rompa el ambiente entre equipo y afición. No será lo más popular, pero pediría un poco de paciencia. Sigo pensando que la plantilla es magnífica y que Pacheta es un entrenador capacitado para hacerla funcionar. Tengo el disgusto que tenemos todos, pero otorgo un amplio margen de confianza al técnico y a los futbolistas porque estoy convencido de que van a revertir la situación. De las malas dinámicas se sale con un buen resultado, sí, pero también con unión en los momentos de dificultad. Si llegado un punto concreto la cosa no cambia entonces será el momento de cortar cabezas y de soluciones drásticas. No creo que ese escenario haya llegado todavía, como no le había llegado a Mendilibar cuando perdió en Zorrilla con el Salamanca. Menos mal que la paciencia funcionó. Y luego Mendilibar respondió. Ahora debe responder Pacheta... para que pueda comer el turrón.