Un añito en el infierno, toda una vida en Primera

'El Espanyol ha muerto, viva el Espanyol' titulábamos ayer, en la resaca del 8 de julio de 2020 en el que se materializó el descenso. Tan vivo que en un año ha resuelto su retorno a la elite, como campeón de Segunda, y que ambiciona derrotar a su homólogo de título en Primera, un Atlético de Madrid que le enseña dos debilidades: es el aspirante a LaLiga que mejor se les da a los pericos –que en casa no pierden ante los rojiblancos desde 2017– y un histórico rival que, pese a la sideral distancia que hoy les separa, ha pasado más temporadas en el pozo. El Espanyol sí ha cumplido, y además por quinta vez en su trayectoria, aquello tan rojiblanco de un añito en el infierno.

No en vano, y aunque busca su primera victoria (y primer gol), la única certeza es que, paradójicamente, el Espanyol ya ha ganado. Por la zozobra que ha dejado atrás, un 12 de septiembre en que justo se cumple un año de su debut en Segunda, ante el Albacete, entre incertidumbres y fantasmas. O por otra señal de esperanza: serán muchos los aficionados hoy en el RCDE Stadium que no ocupaban sus asientos desde aquel anterior Espanyol-Atleti del 1 de marzo de 2020. Como si el tiempo se hubiera detenido. Como si estos 18 meses terribles no hubieran existido. Pero sabiéndose más fuertes, curtidos, experimentados y advertidos de que su mirada nunca más debe dirigirse al infierno, sino a poder ser al cielo de las aspiraciones.