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El ciclismo español tiene futuro

En este apasionante domingo de ciclismo he rescatado en la memoria el podio de la Vuelta 2012: Alberto Contador, Alejandro Valverde y Purito Rodríguez. Eran tiempos en los que el pelotón español luchaba en todos los frentes con unas generaciones ilustres que completaron Freire, Samuel, Sastre, Pereiro, Luis León… Aquel pozo se secó de repente. Valverde lo ha mantenido fértil hasta donde ha podido, pero ya tiene 41 años. Ha habido buenos ciclistas desde entonces, especialmente Mikel Landa, que no luce el palmarés que se merece, además de los Izagirre, los Herrada, Castroviejo, Nieve, Fraile, Bilbao… Se han coleccionado buenos resultados, pero el contraste con lo anterior deja un regusto de insatisfacción. De las perlas que surgieron por detrás, sólo Enric Mas llegó a ilusionar con aquella segunda plaza y la conquista de la etapa reina en la Vuelta de 2018 a los 23 años, pero luego no ha conseguido confirmarse. Un quinto puesto en el Tour, otro quinto en la Vuelta, un sexto en el Tour… La evolución, sin victorias relevantes, sabía a poco en comparación a aquella fecundidad.

Enric Mas atacó este domingo en el Alto de Velefique y sólo Primoz Roglic aguantó el embate. Su acción recordó a aquel emergente corredor que ganó el pulso en Andorra a su hoy compañero Superman López. Una gran noticia que habrá que tratar con cautela cuando aún quedan dos semanas de Vuelta. Mas tiene 26 años, todavía está a tiempo de confirmar su proyección. Y, de paso, de sacar al ciclismo español de su travesía por el desierto. Su ataque coincidió en fecha con la gesta que rozó Carlos Rodríguez en el Tour del Porvenir, donde recortó más de dos minutos al líder en la última etapa y se quedó a escasos siete segundos de redondear la proeza. Justo en la temporada de ebullición de Juan Ayuso, ganador del Giro de Italia Sub-23 con 18 años. El ciclismo español tiene futuro. Ojalá que empiece por Mas.