Una Vuelta monumental

Burgos ya es un clásico del ciclismo español. Y también internacional. La Vuelta a Burgos se alza como una cita obligada del verano, con las Lagunas de Neila como subida tradicional de agosto, siempre un buen test para medir la temperatura de un puñado de escaladores para la Vuelta a España. A Neila se le ha unido ahora el Picón Blanco, que todavía no ha adquirido el mismo nombre, pero logrará hacerlo, sobre todo cuando se presente el próximo lunes en sociedad en la ronda nacional. Burgos, con su animosa Diputación, siempre volcada con el deporte, dio el salto de prestigio el año pasado, cuando se convirtió en la primera carrera por etapas que lograba salir adelante en plena pandemia, con unos estrictos protocolos de seguridad que fueron ejemplo para vueltas posteriores.

Burgos ha dado otra zancada en el presente 2021 con la celebración de la salida de la Vuelta a España, en coincidencia con el VIII Centenario de la Catedral, esa majestuosa construcción que impulsará la contrarreloj de mañana. Serán tres días consecutivos con el pelotón rodando por la provincia, con dos metas en la capital, que situarán el epicentro castellano en el mundo. Los ciclistas desfilaron ayer en el Paseo Sierra de Atapuerca, frente al Museo de la Evolución Humana, otras ubicaciones burgalesas con proyección universal. Allí fueron presentados Primoz Roglic, que aspira a su tercera victoria consecutiva; el potente Ineos con Egan Bernal, que pretende completar la Triple Corona, y con dos recientes campeones olímpicos en Tokio, Richard Carapaz y el debutante Thomas Pidcock; el anfitrión Movistar, que busca rehacerse del Tour con Superman López, Enric Mas y el incombustible Alejandro Valverde; además de Mikel Landa, Hugh Carthy, Alexander Vlasov… Una brillante participación que no añora a Tadej Pogacar. Una Vuelta monumental.