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El fútbol también es olímpico

Los Juegos Olímpicos tuvieron un gran peso a la hora de convertir al fútbol en un juego global. Las primeras experiencias de campeonatos mundiales, mucho antes de que arrancaran los torneos de la FIFA, se dieron en estos eventos, provocando una gran excitación a principios del siglo XX cuando Europa descubrió el potencial de un balompié sudamericano que ignoraba. Es por ello que me congratula que selecciones como España intenten formar el equipo más fuerte posible en competiciones como la que se inició hace unos días en Japón: es una manera de dignificar un movimiento que le entregó prestigio a nuestro deporte favorito en sus primeros pasos.

La lógica queja de los clubes más afectados por la congestión del calendario deja de ser motivo de debate cuando comprobamos que los protagonistas desean vivir esta experiencia única y que asumen las consecuencias de esta multiplicación de los esfuerzos. España ha formado un equipo más que capacitado para pelear por el oro, por mucho que el resultado del primer encuentro ante Egipto fuera decepcionante. La reciente Eurocopa ya nos demostró que sacar conclusiones precipitadas tras un partido atascado no parece la mejor de las ideas. Brasil metió miedo con su goleada a Alemania y con la exhibición de Richarlison, pero en el caso de los germanos sí podemos hablar de un combinado debilitado, muy alejado de la que podría ser su mejor versión.

Echaremos de menos a la Selección española femenina, que no logró clasificarse debido a la mala fortuna de tener que cruzarse con Estados Unidos en los octavos de final del último Mundial, que sirvió de fase preliminar para los conjuntos europeos. Apetecía medir su progresión, ya que en ese certamen de 2019 nos dejó a todos una gran impresión y porque el reciente éxito en la Champions League de un Barcelona plagado de jugadoras nacionales nos hace pensar que, muy probablemente, el salto cualitativo que se ha dado en los últimos años ya nos permitiría soñar con luchar por alguna medalla. Tocará comprobarlo en París.