Italia obtuvo el premio a su valentía
Una Italia valiente ganó en Wembley a una Inglaterra cobarde, que se adelantó en el 2' pero murió en los penaltis, a los que llegó después de jugar gran parte del encuentro encerrada en su área. Se dio el caso curioso de que dos estrellas, Rashford y Sancho, que no habían jugado y salieron en el 120' ya pensando en los penaltis, fallaron sus lanzamientos. Justicia poética. Fue una tanda de fallos en la que Italia malogró dos pero Inglaterra tres, y que dejó un campeón justo. Italia ha sido la selección más convincente en el campeonato, y su título engrandece a España, el único equipo que le sacó los colores. Una gran campeona, en todo caso.
Choca ver cómo se han cruzado los estilos de estas dos selecciones. Recuerdo un artículo hace muchos años de Kissinger en El País, en el que desarrollaba que las naciones juegan como hacen la guerra y la política. Sobre Italia comentaba que jugaba con prudencia y maquiavelismo; sobre Inglaterra, que con fragorosa pasión por el ataque. Así era entonces, así no es hoy. Y eso que ayer obtuvo su primer gol en el 2' en una gran jugada que arrancó por la izquierda, prosperó por la derecha y volvió a la izquierda, donde Shaw resolvió el pase cruzado de Trippier con un remate ejemplar. Parecía que estábamos ante la Inglaterra de siempre.
Pero tras un tiempo groggy, Italia se rehízo. Primero con intentos individuales de Insigne y Chiesa, luego con buen juego colectivo favorecido por el retroceso de Inglaterra, que se empotró en su área. Renunció a todo lo que no fuera defender. Italia lo probó de todas las maneras hasta que cazó su gol, avanzada ya la segunda parte. Mereció algo más, pero tuvo que esperar a la tanda de penaltis para obtener el premio gordo. Confieso que me alegré, no sólo por mi simpatía hacia Italia en todo, sino porque su esfuerzo por hacer un fútbol generoso merecía tanto premio como castigo Inglaterra por lo contrario. Ganó Italia, su valentía tuvo premio.