Kylian Mbappé, está en tu mano
En 2018, un jovencísimo Mbappé de 19 años enamoró a todo el planeta con una actuación estelar en el Mundial de Rusia. Ayudó a Les Bleus a conquistar el título con una Francia que exhibía músculo, técnica y pegada. Mbappé siguió progresando en el PSG, aunque durante tres cursos se quedó a las puertas de esa deseada Champions que nunca llega. Kylian ha facturado muchos goles, pero su fútbol de vértigo, rompe y rasga ha ido difuminándose. Genera respeto en sus rivales, pero ya no da miedo. Es previsible.
En la Eurocopa ha mostrado todos los síntomas de esta enfermedad (seguramente pasajera). Cero goles y un penalti clave fallado. Números alejados del llamado a ser el futuro Cristiano y Messi del Star System. Pero no seré yo el que me baje del barco de Mbappé. Con 22 años y su primer papel de antihéroe en su carrera, madurará a base de los palos que ya le están dando en su propio país. Y en el nuestro. He visto a muchos antimadridistas festejar el penalti fallado ante Suiza como si ya llevase puesta la camiseta del Real Madrid.
Eso significa que pese a todo le temen. Kylian solo necesita resetearse, quitarse la nube negra que tiene ahora sobre su cabeza, irse unos días de vacaciones y sentarse junto a Al Khelaifi a su regreso. Debe ser valiente y forzar una salida honorable este verano hacia el Bernabéu. Si se queda allí, le espera una jaula de oro en forma de renovación millonaria. Pero en el PSG jamás disfrutará. Cuando tu jefe habla de ti como si fueses su esclavo, el desafecto es inmediato. Mbappé solo será feliz de nuevo el día que fiche por el Madrid. Está en su mano.