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Un cruel final en el Eurobasket

El deporte reparte alegrías y tristezas a partes iguales. Cuando alguien sonríe, también hay alguien que llora. La Selección femenina de baloncesto ha sonreído muchas veces en los últimos tiempos, especialmente durante ese glorioso encadenamiento de siete medallas en siete años consecutivos, del oro continental de 2013 al oro continental de 2019, una racha que incluye dos podios mundiales y un podio olímpico, una etapa de esplendor que hoy se valora mucho más, justo cuando una sucesión de acontecimientos que no tuvieron que ocurrir, pero ocurrieron, han arrancado a España de la lucha por su Eurobasket y, para mayor crueldad, también del próximo Mundial. El equipo de Mondelo perdió este sábado ante Rusia y se ha quedado fuera de los seis primeros. Pero el resbalón empezó mucho antes…

El campeonato ya comenzó envenenado con los positivos de Alba Torrens y Tamara Abalde a cinco días de la inauguración. Dos jugadoras relevantes que tuvieron que ser sustituidas en la última recta. Todavía con el impacto reciente de la noticia, España encajó una inesperada derrota ante Bielorrusia en su debut, que terminó condicionando el cruce de cuartos ante su verdugo. La Selección no jugó bien en ese estreno, con un porcentaje de 27,69% en tiros de campo, pero aun así pudo haberlo sacado adelante. Una canasta de Bentley sobre la bocina impidió la prórroga. Una canasta que unas veces entra y otras no. Esa es la grandeza y la miseria del baloncesto. Cristina Ouviña lo sufrió ante Serbia en sus carnes. Dispuso de dos tiros libres para acceder a semifinales, a falta de un segundo y medio, pero falló uno. No se puede señalar a Ouviña por eso, los tiros sólo los fallan aquellos que los tiran. El basket es un deporte de equipo. Ese punto sacó a las de Lucas Mondelo de las medallas… y del Mundial. Así de sutil puede ser el paso que separa el éxito de la gloria. Y la sonrisa del llanto.