¿El último capricho de Rossi?
Siempre he militado en las filas de los que consideran que una leyenda como Valentino Rossi está plenamente legitimado para tomar la decisión que considere sobre su continuidad en la competición. Otra cosa es que, personalmente, me entristezca verle en los circuitos con un rendimiento a años luz del que disfrutamos en su época de esplendor en MotoGP. Pero eso no significa que no tenga sitio en los grandes premios mientras que haya una marca y un equipo que sigan confiando en él, sea por la razón que sea. Y ahora Ducati le tiende la mano, le ofrece una última oportunidad a través del propio equipo del italiano, que podría dejar Yamaha para regresar a Borgo Panigale la próxima temporada, ya con 43 años. Puede sonar disparatado, pero escuchando a unos y otros quizá no lo sea tanto…
Formaría parte de un proyecto sin la presión de la victoria, ni siquiera de grandes resultados. Además, con un aliciente que a mí me parece fundamental: compartir estructura con su hermanastro, ayudar a Marini a crecer como piloto de MotoGP desde dentro y, de paso, generar una ola de repercusión mediática que todos los implicados en el equipo seguro valorarían en su justa medida. Tampoco me extrañaría que El Doctor tuviese curiosidad por conocer cuáles serían sus posibilidades con una Desmosedici con la que parece poder ganar casi cualquier piloto de nivel. El principal escollo que le encuentro a una maniobra magistral es saber si Rossi seguirá teniendo el ánimo y la voluntad para seguir jugándose el físico cada domingo. Porque eso siempre sucede siempre que alguien se sube en una moto de carreras.